Croacia, el miembro más novel de la Unión Europea, inaugura esta semana su primera presidencia del club comunitario, que estará marcada por la espinosa negociación sobre el presupuesto europeo a largo plazo y el diseño a contra-reloj de una nueva relación con el Reino Unido tras su inminente salida.
El estreno oficial de la Presidencia, que comenzó formalmente el 1 de enero, tendrá lugar este jueves y viernes con la tradicional visita a Zagreb del colegio de comisarios europeos, que se reunirán con miembros del Parlamento y Gobierno croata.
La puesta de largo coincide con el relevo al frente del país balcánico, que el pasado fin de semana escogió en las urnas como presidente al socialdemócrata Zoran Milanovic, quien tendrá que trabajar al flanco del primer ministro conservador Andrej Plenkovic.
Croacia, que se sumó a la UE en 2013 y se está preparando para adoptar el euro, deberá presidir los consejos de ministros europeos los próximos seis meses, redactando las propuestas de compromiso para los acuerdos, y ejercer de vínculo entre el Consejo -los países- y el resto de instituciones.
La más ardua de sus tareas será contribuir a la negociación sobre el presupuesto comunitario 2021-2027 -el primero sin el Reino Unido-, hasta ahora encallada por la división entre los países que se niegan a aumentar la dotación, sobre todo aquellos que son contribuyentes netos, y quienes reclaman más fondos ante nuevas necesidades.
Para Croacia, el marco financiero es el “tema dominante” de su presidencia, ya que “no es solo una cuestión de dinero“, sino que “dirá mucho sobre la ambición de la UE para los próximos siete años”, según explicó la embajadora del país ante la UE, Irena Andrassy, en una rueda de prensa en Bruselas.
La negociación ha quedado formalmente en manos del presidente permanente del Consejo Europeo, Charles Michel, pero la aspiración de Zagreb es conseguir bajo su presidencia un “avance importante” que permita finalizar el trabajo seguramente en la segunda mitad de año, ya con la presidencia de Alemania.
“Queremos sacarlo adelante porque no tenemos mucho tiempo, no hay tiempo que perder”, dijo Andrassy, subrayando que la prioridad es que las cuentas puedan entrar en vigor al inicio de 2021.
Una Unión Europea sin Reino Unido
El hito más inminente, sin embargo, es la salida del Reino Unido el 31 de enero, tras la cual habrá que encauzar cuanto antes las negociaciones para sellar un acuerdo comercial o de asociación entre ambas partes.

Aunque el “brexit” finalmente no será por las bravas, el riesgo es que expire el periodo de transición -hasta final de 2020- que se han dado Bruselas y Londres para negociar un tratado sin acuerdo alguno, poniéndoles de nuevo al borde del abismo.
Los once meses por delante son escasos para una negociación que con otros Estados ha durado años y, aunque la Comisión lleva la batuta, corresponderá a Croacia preparar el terreno para un acuerdo entre países en los consejos de ministros que abordarán la cuestión.
Más allá de estos dos temas “estrella” y de una extensa lista de prioridades, que incluye la profundización de la eurozona, la reforma del sistema de asilo o la promoción del turismo sostenible -el 20 % del PIB croata procede de este sector-, el país balcánico pondrá el foco en la política de ampliación y vecindad, sobre todo en el sureste del continente.
Después de que Francia y Holanda impidiesen en octubre abrir negociaciones de adhesión con Macedonia del Norte y Albania, Croacia -que linda con tres aspirantes: Bosnia, Serbia y Montenegro- quiere avanzar para que en marzo sea posible dar luz verde.
Ante la perspectiva de que el rechazo comunitario abra una vía de influencia a Rusia en los Balcanes Occidentales, la prioridad de Zagreb es “reafirmar la perspectiva europea” en la zona pidiendo al mismo tiempo ciertos compromisos.
De ahí que el plato fuerte de su presidencia sea una cumbre UE-Balcanes Occidentales en Zagreb en mayo. EFEAGRO