La agricultura y la ganadería, el sector agroalimentario, tienen en la digitalización y el uso el “big data” una oportunidad para vivir su próxima gran transformación, tal y como sucede ya en otros aspectos de su día a día.
El uso de dispositivos que recopilan información, la envían para su procesado y colaboran en la posterior toma de decisiones es una realidad que se impone y cambia el concepto más tradicional que había del campo. Es la revolución de la digitalización y el “big data”.
España contará, próximamente, con una herramienta que impulsará aún más este proceso: será la Agenda Digital Agroalimentaria, forestal y rural, que presentará el Gobierno antes de que acabe el año.
Lo avanzó el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, durante la inauguración de la primera edición de la feria Smart Agrifood Summit que dio a conocer lo último en tecnología inteligente en el sector agrario.
Planas valoró esta iniciativa, lanzada por su antecesora, Isabel García Tejerina, y recalcó que el sector agroalimentario español es “claramente innovador, con vocación de emprendimiento y de abrir nuevos mercados y territorios”.
Algunos de los avances más sólidos se han producido en la agricultura de regadío. Es en ella en la que se han invertido más esfuerzos porque en un país como España, con sequías periódicas, es fundamental la tecnología de precisión y medición. La digitalización y “big data” permiten saber cómo, cuándo y cuánto regar un cultivo, con lo que se minimiza el derroche y desperdicio de agua.

Uno de ellos es Smart Irrigation, impulsado por la empresa Naandanjain y cuyo impulsor Manuel Gómez explica que se trata de colocar unos sensores en las plantas y en el suelo y con cuya información, mediante cálculos algorítmicos, permite decidir la cantidad y el momento preciso del riego.
También ha ejemplos de su uso en aspectos relacionados con la sanidad vegetal o la ganadería: hay proyectos para luchar contra la xylella fastidiosa y se extiende en el empleo de los collares inteligentes que ofrecen datos como períodos de celo, estado del proceso de gestación o el lugar exacto donde está cada animal.
El director comercial de Digitanimal, Rubén Blanco, resalta que sus collares permiten detectar anomalías en el animal -como posibles ataques o su grado de actividad-, que puede dar indicios sobre alguna patología.

En el caso del consumidor final, puede beneficiarse de esta nueva corriente tecnológica con el desarrollo, por ejemplo, de etiquetados inteligentes de alimentos. La empresa Naturecode ha creado un dispositivo móvil que lee un código impreso en el alimento con el que se puede saber el origen del producto, sus certificaciones, la información nutricional o información de alérgenos.
Pero esta revolución requiere de expertos en agronomía y digitalización, un perfil que aún escasea entre los profesionales. Para responder a esa demanda, la Universidad de Córdoba ha impulsado el primer máster de transformación digital en el sector agroalimentario que comenzará en noviembre.
Pasos todos ellos en un camino de confianza en la tecnología para comenzar una nueva era en el sector agroalimentario, y que puede permitir que las zonas rurales se revitalicen y las labores agrícolas sean más rentables y atractivas.