El Ejecutivo brasileño defiende el retorno gradual y amparado en la legislación medioambiental de los cruceros de mediano porte al archipiélago de Fernando de Noronha, a pesar de las críticas del gobierno regional de Pernambuco, donde se encuentran estas 21 paradisíacas islas.
El presidente del estatal Instituto Brasileño de Turismo (Embratur), Gilson Machado Neto, dijo a Efetur que el Gobierno federal no pretende llevar al archipiélago navíos de gran porte.
“Lo ideal para Noronha serían barcos de hasta 600 pasajeros”, refirió Machado Neto, quien recordó que recientemente un navío con 85 pasajeros solicitó atracar en el archipiélago, donde este tipo de embarcaciones están prohibidas desde 2013 por su potencial impacto medioambiental.
“Las personas van a bajarse y pasar nada más de tres horas en la isla para tomarse fotos. Ellos no causan impacto en la isla, no interfieren con la carga humana (limitada) de la isla, ellos no pernoctan en la isla, no duermen en la isla, ellos duermen en el barco”, apuntó Machado Neto.

Sin embargo, el Gobierno del Estado de Pernambuco, que administra territorialmente el archipiélago, se mostró contrario a la propuesta.
Fernando de Noronha “abriga una biodiversidad única y no pueden ser blanco del modelo de turismo depredador sugerido”, aseveró el secretario regional de Medio Ambiente, José Bertotti.
En la actualidad, el Gobierno de Pernambuco impide la entrada de plástico desechable a las islas y promulgó una ley que determina la sustitución gradual de todos los vehículos automotores de combustibles fósiles por los automóviles, camiones y autobuses eléctricos hasta 2030.
La capacidad del archipiélago está prevista para recibir 89.000 personas por año, cifra que llegó a 106.000 visitantes en 2019, de acuerdo con informaciones suministradas por la administración de las propias islas.
Legislación ambiental
La decisión de la reapertura del archipiélago para los cruceros de mediano porte depende ahora del estatal Instituto Brasileño del Medio Ambiente (Ibama, regulador), que analizará la propuesta del Ministerio de Turismo.
“El crucero es autosustentable, él produce su propia agua, produce su propia electricidad, no deja basura en la isla, y los residuos líquidos los trata sin ningún problema y los devuelve al mar sin ninguna contaminación, estos barcos hoy son muy modernos, ellos navegan por todo el mundo”, argumentó Machado Neto.
Para el titular de Embratur, la reapertura del archipiélago a los cruceros en la baja temporada europea mantendrá condiciones y exigencias “universales” para la navegación de este tipo de embarcaciones en países como Suecia, Croacia y el Caribe, que también tienen ecosistemas de preservación.
“Estos barcos de cruceros tienen un cuidado redoblado con los microorganismos que circulan de un lado para otro, porque ellos son supervisados por una legislación ambiental muy rígida en los lugares que van”, apuntó Machado Neto, para quien la fiscalización medioambiental debe estar enfocada más en los buques de carga.
Impacto limitado
Según Embratur, los cruceros marítimos de turismo representan menos del 1 % del tráfico de embarcaciones en la costa brasileña, que es predominantemente de cargueros de granos, minerales, petróleo y otro tipo de mercancías.
“Creo que el impacto en la isla es un impacto bueno, porque apenas va llevar al turista a la isla y el turista que conoce va a querer volver en avión y hospedarse por varios días, como ocurría antes”, añadió el presidente de la entidad.
Embratur considera que el clima cálido durante todo el año y la ausencia de fenómenos naturales como maremotos deben ser más explotados por la región Nordeste del país, de la cual forma parte Fernando de Noronha.
“Este Gobierno tiene como prioridad la basura en el mar, con contención de residuos sólidos y líquidos, y el control ambiental en las ciudades, que es donde la población vive, pues el 80 % de la población brasileña vive a un rango de 80 kilómetros de la costa, entonces el mayor problema de Brasil está en las costas”, citó.