Imagen de un joven agricultor. Foto: Pexels.

Imagen de un joven agricultor. Efeagro/Archivo

JÓVENES Y MUJERES EN ESPAÑA

El acceso a la tierra y la burocracia, dos lastres para el relevo generacional en el campo

Publicado por: EFEAGRO / LUCÍA RUIZ SIMÓN 15 de febrero de 2019

Es un hecho admitido en términos institucionales y sectoriales que es fundamental trabajar para garantizar el relevo en el campo; los frenos para avanzar en este desafío siguen estando en el acceso a la tierra y la financiación, y la burocracia que deben sortear los jóvenes para iniciar la actividad y acceder a las ayudas.

La burocracia no es fácil. Así lo han apuntado en declaraciones a Efeagro tanto jóvenes que han empezado a formar parte recientemente del sector agrario español, como las organizaciones y cooperativas agrarias, que en la mayoría de los casos son quienes les asesoran para solicitar las ayudas de primera instalación.
Imagen de una firma en un banco. Foto: Pexels.
Imagen de una firma en un banco. Foto: Pexels.
La Unión Europea (UE) reconoce también el problema y, por eso, se han adoptado medidas y ayudas importantes tanto en el primer pilar de la Política Agraria Común (PAC) como en el segundo para favorecer que llegue savia joven al campo y relevar a los más de 200.000 agricultores que se van a jubilar de aquí a 2030. Además de oportunidades para impulsar la presencia, representatividad y emprendimiento de las mujeres en el territorio.

La tierra

Pero no siempre les resulta fácil y casi siempre el acceso a la tierra es el principal escollo; "dentro de la PAC tiene que haber medidas que ayuden a acceder a la tierra y otras que incentiven a la incorporación", señala el director de Relaciones Internacionales de la organización agraria Asaja, Ignacio López Asenjo.
"Se podrían mejorar las condiciones de acceso a la tierra y de derechos de pago, para que el mayor no salga perjudicado, pero el joven también pueda acceder", añade.
Y hay casos que demuestran esta necesidad, como el del productor de cítricos murciano Pedro Gomariz, un joven de 31 años que después de estudiar Administración de Empresas decidió volver a su pueblo para hacerse cargo de la explotación familiar cuando su padre se jubiló; es la quinta generación que trabaja estas tierras.
Además de la burocracia "que es casi imposible" y los días "perdidos" en trámites, relata como la carga impositiva impidió a su padre donarle los terrenos y optaron por un alquiler.
Él lo consiguió y accedió a las ayudas "que no salen todos los años" a los seis meses de iniciar los trámites, un incentivo que utilizó para comprar un tractor con el que "darle una vuelta" en su proceso de innovación y modernización de la explotación.
Ahora produce un millón de kilos de limones y pomelos, usa energía solar y tiene una cubierta sobre las balsas de agua, todo un ejemplo de cómo los jóvenes están llamados a hacer lo que han hecho las generaciones anteriores: cuidar los recursos y producir más con menos, ayudados con la innovación.

Jóvenes con vocación por el campo

Gonzalo Vilsus tiene 29 años y cultiva cereales y verduras en Murillo del Fruto (Navarra); "desde pequeño me ha gustado mucho el campo", responde a la pregunta de por qué decidió apostar por un futuro ligado a la producción agrícola.
"Mi padre se dedica a esto y me ha ayudado mucho", una afirmación que corrobora la dificultad de iniciarse en este negocio cuando no hay "nadie que te apoye, la tierra es la principal barrera".
También consiguió las ayudas a la incorporación que se conceden gracias a la Política Agraria Común (PAC) y asegura que no cambiaría su trabajo por otro, especialmente porque le ha permitido ser "quien se saque las castañas del fuego" y tomar sus propias decisiones en su explotación.

Las ayudas

El Gobierno español ya ha destinado en la actual programación unos 880 millones para cofinanciar las ayudas de primera instalación, un periodo en el que se pretende incorporar 21.300 productores, de los cuales unos 8.000 lo han conseguido ya.
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, repite en muchas de sus intervenciones públicas que en la ecuación para conseguir un sector agrícola sostenible está en el acceso al agua, la digitalización del entorno y del sistema productivo y la incorporación de jóvenes y de mujeres al campo.

¿Y las mujeres?

Sobre este asunto, pese a que Planas llevó a la Eurocámara la necesidad de incluir en la PAC una visión de género, en la propuesta que presentó la Comisión Europea a finales de 2018 sobre "el futuro de los alimentos y la agricultura" "no hace ni una sola mención a las mujeres rurales", critica la presidenta de la Asociación de Familias y Mujeres del Mundo Rural (Afammer), Carmen Quintanilla.
"La futura PAC tiene que recoger medidas que reduzcan la brecha salarial de género del medio rural y favorezcan el relevo generacional femenino", añade Quintanilla, quien apunta que desde Bruselas no se puede "seguir ignorando a las mujeres del medio rural" y "su papel fundamental para fijar población".
Hablando de esta cuestión, recordaba en un acto de COAG la agricultora María de los Ángeles Rosado, protagonista de tuit más viral de las pasadas Navidades, que para mantener la actividad en el territorio era además imprescindible que las administraciones los dotaran de servicios, de infraestructuras tecnológicas. Que haya pediatras, banda ancha, red viaria... todo lo que permite no sólo ejercer el trabajo agroalimentario sino vivir y establecerse como individuos, como familias.
La supervivencia del sector del que depende la fortaleza de la cadena alimentaria y la demografía de una gran parte del territorio europeo tiene en garantizar el apoyo a los jóvenes y las mujeres una de sus claves, un apoyo con fondos, pero también con medidas que eliminen los obstáculos que les obligan a saltar más alto.

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