Los hogares y los restaurantes tienen la llave para ampliar la recogida de aceite usado de cocina y permitir que pueda ser reutilizado como biocarburante en la transición ecológica, según las empresas que gestionan estos residuos.
El secretario general de la Asociación Nacional de Gestores de Residuos y Subproductos de Aceites y Grasas Comestibles (Geregras), Carlos López, detalla a Efeagro que, hasta antes de la pandemia, España tenía capacidad para recoger hasta un máximo de 340.000 toneladas de aceite usado de cocina.
Según los últimos datos disponibles, a finales de 2019 el sector Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías) recogía un 75 % del aceite que usaba, el equivalente a unas 115.000 toneladas, y le faltaba hacerlo en el 25 % restante.
López considera que el sector que más hay que desarrollar es el doméstico, puesto que los hogares pueden llegar a recoger 178.000 toneladas al año y, sin embargo, la cantidad que realmente guardan se reduce a unas 10.000 toneladas, apenas un 5 %.
Esto significa que queda por recoger más de un 90 % del aceite que utilizan las familias en la cocina, una pérdida de recursos que el responsable de Geregras, asociación integrada por unas 25 empresas, atribuye a la falta de concienciación social.
Esa labor de educación se deja a las empresas que obtienen las licitaciones, que deben cargar con todas las responsabilidades, incluida la instalación de contenedores, lo que resulta “económicamente inviable”.
“Por eso muchos concursos se quedan desiertos o al final se acaba no cumpliendo el contrato como debería ser”, asegura López, que insta a las administraciones públicas a colaborar en la mejora de la concienciación acerca de este asunto.
Transición energética
El sector afronta perspectivas positivas de crecimiento, con vistas a llegar al 100 % en la recogida selectiva dentro de la hostelería y aumentar poco a poco los porcentajes en los hogares para cumplir los objetivos que marca la Unión Europea (UE).
El biodiésel obtenido de residuos como el aceite usado de cocina se beneficia en la UE del mecanismo de doble cómputo, de forma que tiene un valor doble en el mercado, a diferencia del fabricado con materias primas agrícolas.

A falta del acuerdo final, la Unión Europea pretende elevar su objetivo de consumo de energía renovable al 42,5 % en 2030 mientras España va subiendo cada año el porcentaje mínimo de venta o consumo de biocarburantes para el transporte, hasta el objetivo del 12 % en 2026.
López resalta que, ante la necesidad de descarbonizar la economía para hacer frente al cambio climático, los residuos se están valorizando como biocombustibles en el proceso de sustitución de los combustibles fósiles no solo en el transporte por carretera, sino también en el aéreo, el marítimo y el ferroviario.
Necesidad de controles
Entre los problemas que afronta el sector, el responsable de Geregras critica el “intrusismo profesional” que existe cuando más altos están los precios de venta del aceite usado de cocina previamente tratado y listo para valorizar como biodiésel, que han llegado a los 1.500 euros por tonelada.
En esos momentos surgen operadores ilegales “a diestro y siniestro”, por lo que la asociación pide reforzar los controles por parte de la Administración y mejorar la trazabilidad en toda la cadena de valor, desde que se produce el residuo hasta que llega a la planta de biodiésel.
Geregras forma parte de la Plataforma para la promoción de los ecocombustibles, que representa a 28 asociaciones de los sectores energético, agroalimentario y del transporte para avanzar en los planes de descarbonización y promover el uso de residuos como el aceite usado de cocina, los huesos de aceituna o la caña de azúcar, junto a otras alternativas como el hidrógeno verde o la captura de dióxido de carbono.