Los centros de investigación implicados en programas de la Unión Europea (UE) emparejan explotaciones tradicionales con empresas emergentes tecnológicas (start-ups) y huertos de hortalizas con comedores escolares locales, uniones que refuerzan la modernización del campo español.
Las responsables de entidades implicadas en el programa Horizonte Europa, como el Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT) o el centro tecnológico vasco AZTI, destacan a Efeagro el valor de esas alianzas para la agricultura
Horizonte Europa -el instrumento de financiación de la UE para investigación e innovación- dará continuidad a iniciativas que en España están contribuyendo a modernizar y digitalizar la producción de alimentos.
“Actuamos como celestinas o “matchmakers” (casamentera en inglés) entre agricultores y empresas de nueva creación”, señala la directora de EIT Food en el sur de Europa, Begoña Pérez-Villarreal.
“Horizonte Europa” contará con 95.500 millones de euros para 2021-2027, de los que 8.952 millones serán para programas de alimentación, bioeconomía, recursos naturales y medio ambiente; financiará proyectos transnacionales e irán dirigidos a un consorcio nacional de beneficiarios.
El presupuesto de Horizonte Europa no ha sido asignado por países, sino que el montante que perciba cada Estado miembro dependerá de su participación en los planes; España fue el cuarto con más retorno económico de los fondos de investigación en 2014-2020.
Tradición y vanguardia
EIT es un organismo independiente de la UE que integra centros de educación, empresas y entidades investigadoras y cuenta con ocho comunidades, entre ellas EIT Food; entre otras actividades, actúa en el ámbito de operaciones entre empresas (B2B o business to business).
La sección de EIT Food en el sur de Europa -con sede en Vizcaya- selecciona proyectos de nuevas empresas, les acompaña para que “crezcan”, durante períodos de seis meses y les pone en contacto con productores agroalimentarios, explica Pérez-Villarreal.
“Buscamos pareja a empresas de nueva creación, muchas con un componente digital importante”, subraya.

Esa búsqueda de “match” o pareja consiste en encontrar agricultores o ganaderos españoles “de mente abierta” y quieran dedicar una parte de su explotación para probar tecnologías.
Además, EIT Food ha organizado exposiciones itinerantes o “road shows” para que empresas tradicionales y emergentes hablen e identifiquen los problemas y las soluciones para ser más competitivos.
Pérez-Villarreal detalla que EIT Food selecciona cada año los mejores proyectos entre 800 o 900 empresas emergentes con una base tecnológica fundamentada en la alimentación.
Entre ellas, menciona una empresa que emplea inteligencia artificial y robótica para eliminar malas hierbas, mediante un robot con tecnología láser sin productos químicos.
Otras se dedican a producir fertilizantes con componentes naturales o a gestionar digitalmente la temperatura, luz y nutrientes del suelo.
Conexiones en las distancias cortas
El centro tecnológico vasco AZTI participa en proyectos de investigación para mejorar la cadena de comercialización en circuitos cortos y reforzar la digitalización y la economía circular sostenible.
La directora de alimentación y valor de AZTI, Carolina Najar, destaca entre sus trabajos la interconexión entre diferentes empresas a escala provincial o regional.
Por ejemplo, el enlace entre agricultores que llevan sus productos para una industria que a su vez trabaja en el servicio de comida a comedores.
AZTI invita a empresas a participar en proyectos europeos y en alianzas transversales en toda la cadena de valor, ya que la digitalización contribuye a la mejora de la calidad de los alimentos.
Uno de sus programas, en colaboración con la Universidad de Lovaina (Bélgica) y la de Oxford (Reino Unido, ahora fuera de la UE) mide el impacto de la huella ambiental de los alimentos
La economía circular en la producción de cerveza, vegetales o en el aprovechamiento de productos de pescado forman parte también de sus trabajos.