Peces más resistentes a enfermedades o mejillones con menos toxinas. El catedrático de Genética de la Universidad de Santiago de Compostela, Paulino Martínez, explica, en una entrevista con Efeagro, las “oportunidades” que ofrece la selección genética.
La acuicultura ha entrado en una “nueva era tecnológica” gracias a las posibilidades de la selección genética, que permite mejorar la producción de peces de una granja o criar mejillones que acumulen menos toxinas, según el catedrático de Genética de la Facultad de Veterinaria de Santiago.
Martínez asegura que la selección genética ofrece muchas oportunidades a la piscicultura para responder a las demandas del consumidor y aumentar los beneficios para este sector, de una forma sostenible con el medio natural.
El catedrático -también promotor de la empresa ligada al grupo de investigación Acuigen- repasará hoy los progresos relacionados con genética y genómica en la acuicultura en una conferencia de la Casa de Galicia (delegación de la Xunta) en Madrid.
Martínez recuerda que en España se aplican desde hace años “herramientas genéticas”, dentro de una selección tradicional, para conseguir una producción acuícola más eficiente. Por ejemplo, cita la identificación de parentesco entre los peces para evitar la consanguinidad y sus efectos nocivos o la consecución de “marcadores” para hacer un seguimiento de los genes asociados con el crecimiento, con la resistencia a enfermedades o el control del sexo.
Al hablar del sexo de los ejemplares, resalta que en la cría de rodaballo y de lubina es más interesante obtener hembras, pues crecen más, mientras que en las explotaciones de tilapia, por el contrario, son preferibles los machos.

Martínez advierte de que la selección genética en que trabaja no es “transgénesis”, ni trata con organismos genéticamente modificados (OGM) o transgénicos, prohibidos además en la Unión Europea (UE) para la pesca y la acuicultura.
Solución contra las mareas rojas
Entre las aplicaciones prácticas de la selección genética Martínez destaca un proyecto vinculado a la cría de mejillones y, especialmente, su contribución a solventar el principal problema para este sector en Galicia: las toxinas y las mareas rojas.
En este punto, una investigación apoyada por la Xunta de Galicia pudo probar que es “factible” una solución, produciendo una semilla de ciertas estirpes de mejillón que acumulan menos sustancias tóxicas de ese tipo o, al menos, a niveles por debajo de los que se consideran perjudiciales desde el punto de vista sanitario.
Según una investigación, es factible producir una semilla de ciertas estirpes de mejillón que acumulen menos toxinas
El problema, añade, es que el mejillón es una cría “natural”, los mitilicultores los cogen de las rocas y los envuelven para que crezcan en las bateas. Pero si se quiere una selección genética tendrían que cruzarse los ejemplares del molusco en un criadero para complementar la semilla natural. Además, en su opinión, para poner en práctica esta clase de selección harían falta “inversiones” y “que se involucre la Administración”.
Volviendo al cultivo de peces, el catedrático insiste en la relevancia de la selección de “las mejores familias e individuos” de un tanque, los más resistentes a parásitos o los que crezcan mas rápido.
Los primeros programas de selección genética en acuicultura empezaron en España con el rodaballo en los años 90; Acuigen trabaja ahora con grandes empresas de acuicultura instaladas en España y otros países.
Además, de este grupo surgió la “spin-off” (empresa derivada) Geneaqua, que trabaja en todo el mundo para aplicar estas tecnologías.