ALTA VELOCIDAD ENTRE FRANCIA Y ESPAÑA

En tren a Marsella, un puerto francés abierto al mundo

Publicado por: JUAN JAVIER RÍOS 30 de diciembre de 2013

Nos subimos al AVE en Madrid y salimos fuera de nuestras fronteras. Fijamos nuestro destino en Marsella, primera conexión entre la capital española y Francia, tras abrirse el tránsito de alta velocidad entre España y el país galo. Llegamos a la estación de Saint Charles: puerta de entrada a una ciudad milenaria.

Marsella nos recibe tranquila y majestuosa frente al Mediterráneo. Nuestra anfitriona es Carolina García, arquitecta chilena que lleva 13 años afincada en esta ciudad del sur galo. La conocemos en un entorno único: el centro de la ciudad, unido indisolublemente a su pasado, su presente y su futuro.

Nada más llegar, nuestra vista se detiene irremediablemente en la basílica neobizantina Notre Dame de la Garde, antigua fortaleza vigía, ahora santuario. Conmueve posarse a los pies del edificio y alzar la vista para contemplar la estatua gigante de la virgen, custodiando Marsella.

Muy cerca de allí, el embrujo marsellés nos lleva al mirador y barrio de Les Roucas Blanc para contemplar a vista de pájaro una ciudad con pasado, presente y futuro, que siempre mira al mar. 

Belleza nocturna

La noche cae sobre el Mediterráneo y resulta inspiradora en Marsella. Una hora muy francesa para hacer una parada y deleitarnos con la cocina marsellesa, donde el pescado es el rey. Degustamos con Carolina sopa de pescado, ensalada de chipirones o sepia a la plancha, un muestra a la que hay que sumar la variedad de marisco presente en cada rincón gastronómico marsellés.

Imagen nocturna de Marsella. Foto: Efetur / Sergio Ortiz.
Imagen nocturna de Marsella. Foto: Efetur / Sergio Ortiz.

Nos adentramos en la noche de Marsella y paseamos por el puerto viejo, con 3.000 años de historia. Nos dejamos sobrecoger por la intimidad y el recogimiento de la caleta Vallon des Auffres o por la inquietante belleza de las estrechas calles peatonales del barrio de Le Painer.

Y nos despedimos de Marsella con nostalgia por esta ciudad y por un año que se va, el 2013, en el que la ciudad ha sido Capital Europea de la Cultura. El museo MUCEM y de la villa mediterránea son patrimonio nacido al calor de este evento.

El último adiós nos lo dan los mercados navideños, su encanto, el ambiente familiar y un carrusel de época que realza la belleza de una ciudad milenaria.

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