El bacalao asado a la brasa es el plato preferido entre los comensales españoles y portugueses que acuden al festival del Bacalao que estos días se celebra en la comarca costera de Ílhavo, en el distrito luso de Aveiro
En la ciudad de Gafanha da Nazaré, se celebran numerosas demostraciones culinarias de bacalao y uno de los cocineros más prestigiosos de ese producto en Portugal Nuno Pinheiro explicó a EFE que “sin duda, los portugueses y los turistas españoles son los que más bacalao consumen”. Este chef, que trabaja para una empresa de restauración y que elabora una media de 500 platos de bacalao al día, asegura que “después de los ibéricos, los franceses también lo consumen y un poco los ingleses”, aunque estos últimos no tanto.
La receta que más cautiva a los comensales es el bacalao asado a la Brasa, según Pinheiro, quien intentará ganar este año el concurso gastronómico del festival de Ilhavo con un plato con garbanzos y pimientos asados. La pasada edición obtuvo el primer premio con una receta de bacalao con pan negro, huevas, patata, azafrán y hortalizas asadas.
El bacalao, un reclamo turístico
En las zonas costeras portuguesas, como en las del distrito de Aveiro, el bacalao se ha convertido en un reclamo turístico importante y también crea mucho trabajo, ya que hay asentadas en el litoral muchas empresas manufactureras. Para esta edición que acaba mañana, con el fin de intercambiar experiencias en torno al bacalao, el festival de Ilhavo ha contado con Islandia como país invitado.

Bacalao con migas, con nata, con jamón o con gambas, son, según Nuno Pinheiro, alguna de las cientos de recetas que se estilan en Portugal. “Yo puedo dominar alrededor de medio centenar de recetas de bacalao”, explica este cocinero de 39 años.
De hecho, la leyenda dice que los portugueses son capaces de preparar el bacalao hasta de 1.001 maneras diferentes, entre ellas las célebres ‘bacalhau com natas’ y ‘bacalhau à brás’. La cultura culinaria del bacalao en la península Ibérica se remonta al siglo XIV, cuando Inglaterra permitió a los pescadores procedentes de Lisboa y Oporto capturar bacalao en las distantes costas del norte de Gran Bretaña.
En el periodo de los descubrimientos portugueses, célebres navegantes lusos como Vasco da Gama o Bartolomeu Dias se alimentaron de bacalao en sus largas travesías, pues apreciaban su proteína concentrada y su facilidad para conservarlo.
La fiebre de este pescado está todavía patente en Portugal, cuyas costas, paradójicamente, carecen de él: según datos divulgados por la Asociación de los Industriales del Bacalao, el valor de las importaciones lusas de bacalao en 2014 superó los 350 millones de euros.