El Quinche, una pintoresca localidad en el norte de los Andes de Ecuador, de gente trabajadora y devota de una virgen milagrosa, aguarda con ansias la visita del Papa Francisco el próximo lunes 6 de julio. Su presencia ya es considerada por sus vecinos “una bendición de Dios”.
El santuario y la iglesia de la parroquia rural de Quinche, situada a unos 40 kilómetros al noreste de la capital, forma parte del itinerario que el Papa realizará por Ecuador, que también incluye las grandes urbes de Quito y Guayaquil. En el Quinche, el Santo Padre se reunirá con la comunidad religiosa ecuatoriana y compartirá algunos momentos con su población, atareada en los detalles para dejar a punto el recibimiento del máximo representante de la iglesia.
La localidad engalanada
Pintura, banderas, serpentinas y flores se alistan para engalanar las casas quincheñas y sus calles, algunas de las cuales servirán de sendero para que el Papa llegue al “Campo Mariano”, detrás de la iglesia de la parroquia, donde se reunirá con curas de todo el país.
“La visita del Papa permitirá darnos a conocer en el mundo”
Esta es “una oportunidad para tener a la máxima autoridad de la fe católica” y por eso “nos preparamos, también espiritualmente”, aseguró a Efe Paúl Gordón, presidente del gobierno parroquial de El Quinche.
“Estamos muy contentos, muy alegres” por la visita de Francisco, ya que ello permitirá “darnos a conocer en el mundo. Es una bendición de Dios tenerlo aquí”, remarcó Gordón que, pese al arduo trabajo que ha tenido que desplegar por el acontecimiento, no desdibuja su habitual sonrisa.
Tienen “mucho trabajo”, admite, porque hay que coordinar varios temas como el de “seguridad”, que está a cargo el Ministerio del Interior, pero también asuntos relacionados con el comercio y los vendedores informales, obligados a parar su actividad por la visita.
No habrá comerciantes en las calles
“No habrá comerciantes en las calles” durante la estadía de Francisco en El Quinche, aunque se prepara un lugar para concentrar a los vendedores de objetos religiosos, agregó Gordón.
Para Jorge Iza, comerciante informal de El Quinche durante más de 40 años, la disposición de “no trabajar” el día en que Francisco esté en la localidad supone la eliminación de una gran oportunidad, aunque, resignado, comprende que esa disposición se ha aplicado para mejorar la calidad del recibimiento del Papa.

Y es que con el anuncio de este acontecimiento religioso, incluso parece haber aumentado el número de feligreses, según cuenta Iza, que tiene un pequeño puesto de venta de objetos religiosos en las afueras de la iglesia. “Viene más gente a las misas”, porque la idea de que el Francisco vaya a estar aquí, parece “haber despertado la fe” de muchos que se habían alejado de los templos, agregó el vendedor.
La virgen de El Quinche
En su puesto se pueden observar afiches, fotografías, objetos y textos con motivos de Francisco, pero también el tradicional incienso, las grandes velas rojas, las estampitas de santos y rosarios de bisutería a precios muy cómodos.
“La visita parece haber despertado la fe de muchos que se habían alejado de los templos”
A la imagen de Francisco en esos kioscos ubicados al pie de la iglesia, sólo le hace sombra la figura de la virgen de El Quinche, con su pelo ondulado y el pequeño Jesús en una de sus manos.”La virgen de El Quinche, la madre María, es milagrosa” en esta tierra desde hace unos 500 años, cuando apareció por primera vez en la localidad, aseguró Gordón que se enorgullece porque la figura santa ha atraído a millones de personas.
Unos 30.000 turistas visitan cada semana El Quinche para venerar a su patrona y para sanar el alma con el agua bendita que reparten los curas a los fieles. Incluso la gente lleva sus coches para bendecirlos y se forman verdaderas procesiones de vehículos alrededor de la iglesia.
“Esta es también una bendición, porque a través de la fe y del turismo se mueve la economía”
Pero es el 21 de noviembre, día de la patrona quincheña, cuando se registra la mayor romería hacia esa localidad. En esa fecha “más de 800.000 feligreses llegan para venerar a la virgen”, explicó Gordón.
“Esta es también una bendición, porque a través de la fe y del turismo se mueve la economía” de la comunidad que no escapa a la mezcla cultural de la serranía andina de Sudamérica, una combinación entre la devoción al catolicismo y la tradición religiosa de los pueblos indígenas. El Quinche “no es sólo la virgen”, pues por aquí también pasa el Qhapaq Ñan, el camino real de los Incas, explicó Gordón que, por ahora está enfocado en poner a punto su ciudad para recibir al papa Francisco.