Este verano la paja del cereal vale la mitad que el año pasado, pero muchos agricultores prefieren que se la quiten de la tierra aunque sea a bajo precio, un trabajo que llevan a cabo profesionales como Miguel Rangel.
La buena cosecha de cereal, como la de este verano en Castilla y León, supone también un buen año para la paja en cuanto a cantidad, pero tiene como contrapartida que los precios son menores.
“Si hay más oferta, el precio baja”, con lo que este verano se paga a entre 0,002 y 0,003 euros el kilo, cuando hace un año, con una mala cosecha cereal, se pagana el doble, explica a EFE Miguel Rangel desde su tractor en pleno campo en Villanubla (Valladolid).
La paja es una especie de cara B del cereal, un subproducto poco conocido entre quienes no están en el sector agrario, pero que genera una no despreciable actividad económica.
Optimizar las inversiones
Sola la empacadora de este sevillano supone una inversión cercana a los 125.000 euros, por lo que para rentabilizarla hay que echarle horas, trabajando día y noche turnándose con sus compañeros, y subiendo a la Meseta cuando en Andalucía se acaba antes la campaña.
Mientras Rangel va con la empacadora sobre los maraños, las hileras de paja que ha dejado el paso de la cosechadora tras recolectar el cereal, otro compañero pasa antes con una hileradora.
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