Degustar un vino en un avión, a 12.000 metros de altura y que se pueda disfrutar en todo su esplendor reside en una buena elección, pero también en factores como la presión de la cabina y la menor humedad en el ambiente, que influyen en el sabor, el aroma y la textura.
Formar parte de las cartas de vino de los aviones no es tarea fácil, y por ejemplo la experta "Master of Wine", Anne Krebiehl, que con el mismo título dentro de la aerolínea Qatar Airways, busca vinos "muy codiciados".
Y en torno a ellos, realiza "catas a ciegas anuales con más de 1.000 vinos diferentes", mientras trabaja en conjunto con el equipo culinario de la aerolínea para garantizar maridajes óptimos de alimentos y vinos", ha explicado a Efeagro Krebiehl.
Sus funciones, desde 2024, no solo se limitan a ayudar a seleccionar la carta de vinos, sino que además también desarrolla "materiales de formación para la tripulación de cabina" y se asegura de que la línea aérea siga ofreciendo una experiencia gastronómica excepcional", ha destacado.
El proceso de elección del vino
A su juicio, hay mucho que considerar para elegir los vinos que se sirven a más de 12.000 metros de altitud.
Según detalla, se deben tener en cuenta factores que están presentes al volar, como la presión de cabina y la menor humedad, que "influyen en cómo percibimos los sabores y las texturas de los vinos".
Por ello, Krebiehl busca "vinos que tengan sabores expresivos, un equilibrio exquisito y una textura suave".
Por ejemplo; para los vinos blancos tranquilos busca brillantez junto con redondez y fruta, en los tintos tranquilos supone taninos suaves y fusionados y en el champagne una espuma fina y profundidad de sabor, ha destacado.
Pero, ¿se perciben igual las peculiaridades de un vino en tierra que en el aire?.

Al parecer, la experta asegura que los receptores gustativos de la lengua "permanecen igual a gran altitud".
Sin embargo, es la presión de la cabina y la reducción de la humedad lo que "puede atenuar nuestra percepción de los sabores".
En el caso de los aromas del vino, por ejemplo, "se vuelven ligeramente atenuados", mientras que la sensación de amargor y astringencia "aumentan".
En definitiva, los vinos que mejor rinden en vuelo son "aquellos que tienen aromas pronunciados, son afrutados, redondos, suaves, de textura sedosa, y tienen frescura sin amargor", ha puntualizado.
Vuelo y vino, el maridaje perfecto
Krebiehl ha asegurado que no hay un vino predilecto para degustar en altitud: "Todos tenemos nuestros favoritos".
Por eso, cada vino se elige para tener "mucha expresión, fruta y una textura suave en toda la gama".
Lo que si afirma la experta es que se combina mejor "con una sensación de relajación tomando un respiro, reflexionando y entregándose a los sabores".
Porque, según su opinión, "el vino es un elemento central para disfrutar del vuelo, relajarse en el viaje y complementar con comida".
Por ello, el equipo de Krebiehl y la aerolínea eligen hasta tres opciones para el blanco, el tinto y también dos para los amantes del champán.
Y para que la experiencia sea completa y el vino acompañe durante todo el viaje, también hay caldos "dulces y fortificados" para servir junto a los postres o un queso.









