En Arcos de la Frontera (Cádiz) nos espera el Parador “Casa del Corregidor”, cuya espectacular ubicación hace de él un mirador privilegiado de la localidad gaditana y una de la opciones hoteleras más sugerentes de la zona.

Arcos de la Frontera (Cádiz), parada imprescindible en la ruta de los Pueblos Blancos de Cádiz, está enclavada sobre una espectacular peña partida y ha sido declarada Bien de Interés Cultural lo que hace de esta localida una de las mejores alternativas turísticas de la región.
En este pueblo con encanto, que asoma al meandro del río Guadalete, nos encontramos con el Parador “Casa del corregidor”. Su emplazamiento y su sabor tradicional marcan su personalidad y la oferta que plantea a los viajeros.
Inaugurado en 1966, la construcción se distingue por su patio andaluz central, con arcos de medio punto, suelo empedrado y terrazas iluminadas, que lo convierten en uno de los rincones con más encanto del Parador.
Las 24 habitaciones que alberga el hotel ofrecen vistas privilegiadas hacia el meandro del Guadalete y a la plaza y la Basílica de Santa María. Todas ellas espaciosas y con gran iluminación, destacan por su estilo andaluz con suelos de barro cocido y alfombras.
Para completar su oferta, dispone de un acogedor restaurante abierto también al escenario natural al que mira el hotel y crea un entorno único en el que disfrutar de una gran experiencia gastronómica. Rodeado de amplios ventanales que miran al río, vigas de madera sobre arcos blancos y faroles tradicionales, en sus mesas podrás saborear especialidades de la casa como las berenjenas a la serrana, caldereta de cordero o urta en salsa a la roteña, todo ello endulzado con postres tradicionales y maridado con vinos de Arcos: Tierra Blanca y Viña Lucía.
Además, podrás deleitarte con los atardeceres de Cádiz en en la terraza-mirador del complejo, que regala una vista panorámica de la zona y garantiza momentos de descanso y placer en lo alto de esta encantadora localidad andaluza. ¡Todo un regalo para la vista!