Ha llegado el día. Hoy arranca la Cumbre de Cambio Climático (COP21) en París. Es una cita clave para el compromiso de las naciones ante los efectos del cambio climático, un reto en el que el sector agroalimentario juega un papel fundamental: alimentar a una población creciente y, al tiempo, reducir sus emisiones de gases
Y es que tal y como ha apuntado la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, los efectos del calentamiento global “pueden comprometer” la producción de alimentos en un planeta en el que el crecimiento de la población exige un paso rápido para alcanzar la seguridad alimentaria.

Fue en la jornada “Las claves de la Cumbre del Clima: París 2015”, organizada por la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, donde se hizo pública la posición española de cara a este encuentro, en el que se han depositado importantes expectativas.
Los tres grandes compromisos generales de España, que nacen del acuerdo con los socios europeos, son reducir un 40 % las emisiones, conseguir una participación de las energías renovables del 27 % y mejorar la eficiencia energética del mismo porcentaje, según recordó García Tejerina.
En la misma jornada, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Pablo Saavedra, señaló que el acuerdo de París plantea “retos complicados”, pero llega en un contexto diferente, marcado principalmente por la mayor concienciación y participación de los ciudadanos, la administración, la sociedad civil y el mundo empresarial, “donde el cambio ha sido espectacular en poco tiempo”.
Los comprometidos por el clima
Porque -como en todos los desafíos globales- la concienciación y la participación de la población y las empresas son fundamentales; con esa idea nació la campaña “Un millón por el clima”, lanzada en junio por el Ministerio y que a día de hoy se encuentra muy cerca de conseguir su objetivo: ya se han sumado 975.000 personas y entidades. Entre ellas, firmas destacadas del sector agroalimentario como las distribuidoras Carrefour, DIA, Eroski, El Corte Inglés o Alcampo, y multinacionales como Pascual, Danone, Nestlé, Bimbo o ElPozo.
Pero París solo es el punto de partida: ya se han diseñado planes y medidas que arrancarán oficialmente en esta cita. Es el caso de la “Iniciativa 4/1000: Suelos para la seguridad alimentaria y el clima“, ideada desde Francia -y a la que se ha unido España- y que busca asegurar que la agricultura juegue su papel en el combate contra los efectos del cambio climático.
Consiste en un plan de acción voluntario que trata de demostrar que un crecimiento anual de solo un 4/1000 en el carbono almacenado en los suelos agrícolas es crucial para mejorar la fertilidad de los suelos y la producción agrícola.
Por su parte, la ONG Acción contra el Hambre le pone cifras a la relación entre cambio climático y alimentación: 25 millones de niños podrían sufrir desnutrición en 2050 por la situación medioambiental.
Por ejemplo, y según sus cálculos, si el aumento de la temperatura global no se mantiene por debajo de los dos grados centígrados respecto a la época preindustrial, la producción de trigo en África Subsahariana se reduciría entre un 1,3 y un 9 % en 2030, con lo cual se dispararía su precio.

También llaman la atención sobre los efectos de los desastres naturales en las cosechas; en este punto, la ONG subraya que ya se han duplicado estos fenómenos desde los años 90 y, de no frenarse el aumento de la temperatura, seguirían creciendo en intensidad y recurrencia.
Todos los ojos están puestos, por tanto, en París, donde el lunes comenzará una conferencia que puede ser la última oportunidad para que el termómetro no siga marcando, también, una cuestión tan básica como la seguridad alimentaria.