La campaña de ventas de Navidad -la más importante del año para el sector pesquero- viene marcada por la división familiar a causa de la pandemia, el impacto de los temporales e incluso del Brexit en la oferta y precios de especies como la merluza o el marisco.
Representantes de los mayoristas y del comercio tradicional de pescado esperan que las ventas de última hora, previas a la Nochebuena, supongan “un respiro” a la caída general de facturación por el coronavirus, más notable en los proveedores de la hostelería.
Las previsiones dependen de la zona del país, según explica a Efeagro la directora de la federación que agrupa a las pescaderías, Fedepesca, María Luisa Álvarez.
En Cataluña o en Soria las pescaderías han notado desde finales de noviembre mejoras en los pedidos; pero las ventas son bajas en Madrid, el resto de Castilla y León, Andalucía y el País Vasco, según Fedepesca.
Si en una Navidad normal es habitual que el despacho de pescado se acelere en el último momento, este año “la incertidumbre es mayor, la gente aplaza más sus decisiones y ha habido muchos cambios y anulaciones” en reacción a las modificación de las restricciones y la limitación de 10 a 6 personas por mesa, según Álvarez.

Por otro lado, la “división” de familias que otros años se reunieron a cenar o a comer provoca que el cocinero o la cocinera sean diferentes, ya que según la responsable de Fepepesca, no es igual la cesta de la compra o el menú de las abuelas que el de la gente joven.
En España, hay unas 10.000 pescaderías tradicionales, que dan trabajo a unas 20.000 personas.
En diciembre, los mayoristas de pescado han registrado un descenso de facturación del 30 % en relación al mismo mes de 2019.
El clima reduce la oferta
Por otra parte, desde hace dos semanas las pescaderías del País Vasco, Madrid, Castilla y León y Galicia perciben un descenso de la oferta de la merluza, como consecuencia de los atascos en la frontera con Gran Bretaña, ya que mucho género se pesca en aguas británicas (Gran Sol) y es transportado por carretera.
Las inclemencias climáticas han subido el precio de la merluza y cola de rape, el del besugo en la costa gaditana o el de los moluscos (ostras o almejas), según Fedepesca y las asociaciones mayoristas de Madrid y de Barcelona.
Para las pescaderías, una subida de precios en origen genera “estrés” porque les obliga a asumir riesgos en un año en que no tienen claras sus ventas y en el que no ha podido planificar su campaña con anticipación; por ejemplo, los pescaderos han llegado a adquirir besugos a 50 euros/kilo.
Pérdidas por la restauración
Mayoristas y minoristas coinciden en la bajada de las ventas a la hostelería, que para las pescaderías supone el 20 % de su clientela.
Señalan que aunque la demanda de pescado en los hogares esto no compensa “el pescado que se comían millones de turistas” que en 2020 no han venido a España, según Álvarez.
El presidente del Gremio de Mayoristas del Pescado (GMP) de Barcelona, Ángel Máñez, se suma a la esperanza en un incremento del consumo en el hogar, porque pese a la crisis “en Navidad todo cambia y la gente se ilusiona o hace un esfuerzo”.
Para los mayoristas del Mercado Central de Barcelona (Mercabarna), que suministra a Cataluña, Andorra, y a Baleares, el comercio tradicional funcionará bien pero no sus clientes de la hostelería.
Máñez apunta que hay muchos pescados que se venden al mismo precio que todo el año, como las doradas o lubinas, y que el cliente “siempre va a poder encontrar en la pescadería una alternativa económica”.
Como dato curioso, subraya que se han “agotado” productos estrella como “bocas grandes” o “cangrejos reales”, lo que atribuye al consumo de ciudadanos que en lugar de salir de viaje han decidido gastar más en el hogar.
La Asociación de Mayoristas de Pescado de Madrid (Aempm) destaca también la incorporación pescados de grandes tamaños -propios de la restauración- en las mesas hogareñas.
Los mayoristas madrileños añaden que la tendencia sigue siendo muy “conservadora” en relación a productos como besugo, gambas, langostinos, almejas, aunque en los últimos años “cogen fuerza” la urta, el pargo, las sardinas ahumadas, zamburiñas y vieiras.