Lugares libres de contaminación lumínica, con baja densidad de población, poca industria, con una altitud considerable y más días despejados al año son los mejores garantes de cielos limpios para planificar un fin de semana de turismo estelar.
Se trata de un nuevo concepto de turismo rural que está en alza en España y un recurso alternativo que los empresarios del sector cuyos negocios se ubican en zonas propicias para ello no dudan en aprovechar.
Para orientar a estos empresarios, la Fundación Biodiversidad, en el marco de su programa Empleaverde, ha financiado unos cursos de ‘Astroturismo’ en Tenerife, Cáceres, Guadalajara y Teruel, impartidos por expertos y astrónomos vinculados a la Asociación Avenia.
“Se trata de ayudarles a abrir el abanico y saber planificar este recurso tan infrautilizado y con tanto potencial de crecimiento”, ha explicado Fernando Rubio, de la empresa Incubaeco, encargado de impartir los cursos.
En la Sierra de Albarracín
El último de ellos se ha celebrado en Teruel, concretamente en la localidad de Tramacastilla, en plena Sierra de Albarracín, donde una decena de empresarios del sector del turismo rural ha asistido a unas clases teóricas y prácticas sobre ‘Astroturismo’.
“Su mayor inquietud es cómo dar con la fórmula secreta que haga de la observación de estrellas algo atractivo para el visitante, al tiempo que genere valor para su negocio”, ha asegurado Fernando Rubio.
Algunos de ellos han hecho ya sus propias pruebas conscientes de que “el mayor espectáculo lo tienen encima de sus cabezas”, pero no siempre han obtenido el resultado esperado, ha reconocido; “las experiencias sin planificar han sido algo desalentadoras”, ha afirmado.

Clara Benito dirige junto a su marido, Andrés Laorden, la ‘Posada de Santa Ana’, en Tramacastilla, un exquisito establecimiento de turismo rural ubicado en lo alto de un cortado en el que viven con sus dos hijos.
Conscientes de la necesidad de diversificar el negocio para afrontar estos tiempos de crisis, llevan tres años ofreciendo actividades relacionadas con la observación de estrellas y rutas nocturnas por la zona con la compañía de un astrónomo.
“A los turistas les gusta mucho este cielo, sin ningún tipo de contaminación lumínica”, asegura Clara; “el hecho de poder contar con la ayuda de un experto para iniciarse en la astronomía es una actividad alternativa al simple paseo por el monte que tiene muy buena aceptación”.
Clara y Andrés han creado junto a otros tres empresarios de la zona el proyecto ‘Albarracínate’, con el que experimentan nuevas vías de turismo rural para un público cada vez más exigente: astroturismo, pastoreo, salidas micológicas o servicio de masajes; porque “todo lo que le puedas ofrecer al cliente siempre será un refuerzo para tu negocio”, asegura Clara.
Las rutas nocturnas
Por eso, Fernando no se limitado a impartir clases teóricas, también ha hecho de guía en una ruta nocturna en la que sus alumnos han observado estrellas, han aprendido a orientarse y han escuchado inquietantes leyendas de la zona, recursos al fin y al cabo para “enganchar al público”.
Ha insistido en que “se trata de convertir en ventaja una gran desventaja, la de pertenecer a una comarca incluida en el llamado corredor de la despoblación”, cuyo desarrollo se ha visto mermado por un continuo abandono rural desde los años 60.
Aquí, la densidad media de población es de tres habitantes por kilómetro cuadrado, cuando en España es de 75; Fernando ha explicado que por debajo de 10 se considera ‘desierto demográfico’, aunque algo muy distinto ocurre en el cielo.
Júpiter, Orion, la Estrella Polar o Casiopea son sólo pequeños ejemplos de un universo de sensaciones que está mucho más cerca de nosotros de lo que creemos.