CONOCE ESPAÑA EN TREN

El actor Javier Cifrián (“Vivo cantando”), nuestro guía en Santander

Publicado por: LAURA CRISTÓBAL 29 de octubre de 2013

Javier Cifrián nació y vive en la capital cántabra. Nadie como él para guiarnos, en este “Conoce España en tren”, por los rincones más emblemáticos e imprescindibles de Santander.

Tierra de turismo, gastronomía y pesca, de arquitectura y cultura, y universitaria de prestigio internacional. Cifrián nos recuerda algunas de las claves de una ciudad a la que llegan los trenes de Renfe desde Madrid, Valladolid y Palencia; e incluso para los muy viajeros, desde Alicante, Albacete y Cádiz. Puerta hacia Oviedo y Bilbao con FEVE, Santander tiene la estación en pleno centro de una ciudad que se “recorre andando”.

El actor nos propone un paseo que comienza en el Faro de Cabo Mayor, que mira al mar con el monumento a los caídos en la Guerra Civil. Desde allí la vista de la bahía es espectacular para el viajero, que puede elegir las siguientes paradas de su ruta mientras disfruta de una vista privilegiada de la playa de Mataleñas, el campo de golf y el Cabo Menor. De esas once playas urbanas, según Cifrian “integradas en la ciudad” y donde el actor va “a leer, a estudiar guiones o simplemente a hacer una ruta”.

Pasado burgués

A partir de ese punto, la ruta nos lleva hacia las playas de El Camello y El Sardinero, esta última declarada Conjunto Histórico Artístico, y donde el Casino sigue majestuoso, vestigio de la historia de aquella burguesía que acudía a tomar los baños de olas a principios del siglo XX. Y a un lado el mar, y al otro palacetes y construcciones singulares enmarcan un paseo que encara hacia la península de La Magdalena.

El Palacio de la Magdalena esconde sorpresas como un zoo en el que habitan focas y pingüinos o tres monumentales calaberas

En sus 25 hectáreas de superficie, el paseo hasta el Palacio -inaugurado en 1912, regalado por suscripción popular a los reyes y sede de verano de Alfonso XIII- deja a nuestro paso el bosque, el monumento a Félix Rodríguez de la Fuente, un parque infantil, un mini zoo de animales marinos, las tres carabelas que el marino Vital Alsar donó a la ciudad y las antiguas caballerizas reales, hoy alojamiento de los estudiantes que acuden al extenso y reconocido programa de formación de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Al llegar a la cumbre de la Península, 360 grados de visitas impresionantes de naturaleza y arquitectura.

Desde allí, el Paseo Pereda guía al turista con sus cedros y palmeras, en un camino salpicado de monumentos dedicados a los personajes ilustres de Cantabria.

Intensa oferta cultural

Según comenta Cifrián, la ciudad es “culturalmente muy atractiva; con una diversidad de ocio y cultura excepcional”, y en la ruta, el viajero encuentra a su paso lugares imprescindibles que descubrir como el Palacio de Festivales –con una intensa oferta de teatro, música y espectáculos- o el monumento a Los Raqueros que, inmortales, recrean sus saltos al mar para rescatar las monedas lanzadas por los turistas.

La Plaza Cañadío, la comercial Juan Herrera, el Mercado de la Esperanza, el Ayuntamiento o el Museo Municipal de Bellas Artes, son junto a la Plaza Porticada puntos de interés de una ciudad que se remonta a la época romana y a quien Fernando VI otorgó título de ciudad en 1756.

Marcada en su desarrollo y arquitectura por el incendio de 1941 –ardieron casi 2.000 viviendas y 600 establecimientos-, Cifrián nos acompaña hasta el final de nuestro paseo: el Barrio Pesquero. Símbolo del carácter marinero y pesquero de la ciudad, y excusa para hacer de la gastronomía el último, que no el menos importante, motivo para venir a Santander.

Pescados, mariscos, carnes, cocido montañés, quesadas, sobaos… calidad y cantidad, claves gastronómicas en Santander

Pescados, mariscos, carnes maravillosas, el cocido montañés, o las quesadas y sobaos”, el actor desgrana las “joyas gastronómicas”, que provocan que “un restaurante que  no dé una calidad o en el que el comensal se quede con hambre no sobrevive aquí”.

Sumada a la ingente oferta de restauración de la ciudad, el Barrio Pesquero nos despide con esos locales que sacan a sus puertas paellas y sardinas, pescados y mariscos recién traídos de la lonja, que son la imagen más tradicional y típica de un ciudad que mira a un mar que, según Cifrián, “forma parte de nuestra personalidad; estar cerca de él me tranquiliza, me da vida”.

“Trabajo en Madrid, pero tengo mi familia aquí y cada vez que vengo Santander me llena el alma”, asegura.