Con las primeras nieves de diciembre, los típicos mercaditos de Navidad abren sus puertas en un buen número de ciudades europeas. Además de encontrar dulces típicos, juguetes artesanales o adornos navideños, en ellos el viajero puede disfrutar de la delicia de pasear por escenarios de cuento.
Alemania es la cuna de esta tradición y los mercados de este tipo abundan por todo el país. Colonia, Múnich o Berlín cuentan con mercaditos de gran encanto, pero el de Núremberg es uno de los más famosos de todo el continente.
Este mercado se celebra desde hace casi cuatrocientos años. En sus orígenes, todos los artesanos de la ciudad participaban en la feria.

Hoy cuenta con más de ciento ochenta puestos, pero no todo el mundo puede vender allí sus productos. De esta manera, se mantiene el prestigio y la calidad artesanal del famoso Christkindlesmarkt.
Cada año, el mercado abre sus puertas al público el viernes anterior al primer domingo de adviento. Este año permanece abierto desde el 30 de noviembre hasta el 24 de diciembre para ofrecer a los visitantes dulces, bebidas calientes, bolas de Navidad y un sinfín de objetos para decorar la casa o para sorprender a familiares y amigos con cálidos regalos.
Los más pequeños tienen su propio espacio en el mercado navideño de Núremberg. Junto al mercado principal, hay atracciones como un tiovivo o un trenecito de vapor, además de pequeñas casitas (pensadas para la altura de los niños) que ofrecen comida y artículos navideños.
Los benjamines de la casa pueden participar en una panadería navideña, en la oficina de correos infantil o en el teatro de marionetas.
Desde Núremberg nos vamos a otra ciudad alemana. Dresde tiene uno de los mercados navideños más antiguos de Europa. En el centro del Striezelmarkt, se alza una pirámide navideña de madera que, con sus catorce metros de altura, está considerada la más grande del mundo.
Los cascanueces y los juguetes artesanales son uno de los principales atractivos del mercado de la ciudad del Elba. Pero, sin duda es el stollen, un dulce típico, el que acapara la mayor parte de la atención.
Muchos panaderos ofrecen diferentes versiones de este bollo. Además, el segundo sábado del mercado tiene lugar la fiesta del stollen. En esta celebración, el gremio de panaderos de Dresde porta un stollen gigante durante el desfile que recorre la ciudad.
Rumbo a República Checa
Con el sabor dulce de Dresde viajamos hasta Praga. La capital de la República Checa cuenta con varios mercadillos de Navidad, pero el principal es el de la plaza de la ciudad vieja.
Junto a la torre del reloj astronómico, uno de los puntos de interés turístico más visitados de Praga, se extienden varias hileras de casetas de madera. Entre castañas asadas, dulces típicos y objetos decorativos, destaca el brillo del cristal de Bohemia.
El mercado navideño de la plaza de la ciudad vieja luce un espectacular árbol de Navidad, traído para la ocasión desde las montañas de Krkonose, en el norte del país. El viajero también podrá encontrar en esta plaza un belén y un establo con animales.
Próxima parada: Austria
Unas cuatro horas de viaje separan Praga de la majestuosa Viena. En la plaza del ayuntamiento de la capital austríaca se instala cada año el Christkindlmarkt, un entrañable mercado navideño cargado de dulces aromas, de luz y de color. Esta feria permanece abierta hasta el 24 de diciembre.
Pero en la capital del vals no podía faltar la música. Este mercado navideño cuenta con actuaciones de coros internacionales que interpretan villancicos en el interior del ayuntamiento, donde se puede acceder de manera gratuita.
Dichos espectáculos comienzan el 30 de noviembre y tienen lugar todos los viernes, sábados y domingos de 15:30 a 19:30. Además, la planta baja del edificio tiene un espacio para los niños, donde pueden preparar pastas navideñas o fabricar velas, entre otras actividades.
El corazón de Europa
Ahora nos dirigimos a Bruselas. En el corazón de la capital de Europa, podemos hacer un recorrido de dos kilómetros entre casetas de madera que ofrecen a los viandantes todo tipo de chucherías. Si paseamos entre sus puestos, será difícil resistirse ante el delicioso chocolate belga. La pista de patinaje añade emoción a este entrañable mercado navideño.