Productos delicatessen, cestas gourmet, rutas enoturísticas o experiencias culinarias han convertido la gastronomía en regalo, una tendencia que alcanza su punto álgido en Navidad, cuando se multiplican sus ventas y se cuelan en las cartas a los Reyes Magos.
Desde Pastelerías Mallorca, su responsable de Regalos, Carmen Moreno, explica que, pese a que este tipo de regalos son "muy recurrentes" durante el año, es "una apuesta que se dispara" en estas fechas, con un incremento de las ventas del 60 %.
En el mismo periodo del año pasado, señala Moreno, realizaron cerca de 9.000 envíos y "esta campaña será todavía mejor", ya que se espera facturar algo más "del millón de euros" con estos obsequios.
Estos días también repuntan las ventas de paquetes gastronómicos y enoturísticos; fuentes de Wonderbox destacan que crecen "de manera exponencial" y suponen el 7,5 % del total de anual que el Grupo comercializa con esta gama de experiencias.
De hecho, la pasada campaña navideña vendió un 5 % más en valor y un 14 % más en volumen de las propuestas gourmet, según su fundadora, Bertile Bure.

Los alimentos delicatessen y premium son un clásico, también, en los regalos personales y de empresa en estas fechas; en el caso de El Corte Inglés, precisan a Efeagro que en ellas se concentra el 40 % del total de las ventas anuales de regalos gourmet.
Por categorías, explican, hay dos "clásicos", como el champán y la pieza de jamón, que se mantienen como los más demandados; y también aumenta el interés por los platos preparados de recetas navideñas como capón, pularda, cochinillo y cordero.
Y el consumo de marrón glasé y los turrones de autor "se están recuperando", añaden.
En este sentido, desde Pastelerías Mallorca perciben que los clientes se inclinan por regalos que incluyen "un poco de todo" -vinos, cavas, jamones, fuás...-, además de sus tradicionales dulces.
Wonderbox remarca que su cofre estrella de la gama gastronómica es el Cena gourmet, seguidos del de Tapas y vinos, Sabores del mundo y Cena para dos.
Sorprender a través del paladar es un valor seguro: "A todo el mundo le gusta comer" y este tipo de sorpresas "se pueden convertir en un recuerdo o una verdadera aventura", afirma Burel.
Dulce, salado, listo para tomar o en forma de experiencia... A nadie le amarga un dulce y mucho menos si éste llega en Navidad.