Bolsa Social es una plataforma de financiación participativa para apoyar a empresas con un impacto positivo en la sociedad, entre ellas, destacan las relacionadas con la agroalimentación o el medioambiente. Sus usuarios: una nueva generación de inversores que hacen un uso consciente y ético de su dinero.
“Cada vez más inversores incorporan criterios éticos a su decisión de inversión”, señala José Moncada, fundador y director general de la plataforma de financiación participativa Bolsa Social, la primera autorizada por la CNMV en España y que financia empresas con impacto positivo en la sociedad.
Dedicado gran parte de su vida profesional a la política financiera nacional y europea, Moncada recuerda en una entrevista con Efeagro que, a partir de 2007, surgió el concepto de “inversión de impacto social”, fruto de un “cambio de mentalidad que se aceleró durante la crisis”.
Hay más gente que apuesta por un consumo responsable y, sobre todo, jóvenes que emprenden no sólo para ganar dinero, sino porque pueden aportar soluciones o ayudar a resolver un problema social o medioambiental, añade.

“Esos son los proyectos que nos gustan”, recalca Moncada; “creemos que apoyándolos, apoyamos un cambio a mejor en la sociedad y un uso consciente del dinero”.
En la Bolsa Social se apoya el “uso consciente del dinero”
Respecto a iniciativas relacionadas con la agroalimentación, la ecología o el medioambiente, destaca que “el área de inversión verde es muy importante para nosotros, porque, como decían en París (Cumbre del Clima), no tenemos planeta B”.
A su juicio, es “capital” dedicar los esfuerzos a invertir en empresas que luchen contra el cambio climático o introduzcan mejoras en la gestión de la alimentación y de la producción “reduciendo el abuso de químicos en agricultura”.
Es un sector con “un potencial enorme” porque el mercado es también “enorme”, en el que “la tecnología se está introduciendo con mucha fuerza” y hay multitud de innovaciones y proyectos ligados a la agricultura, la ganadería, la economía circular, la eficiencia energética, las energías limpias…
Las “inversiones verdes”, clave
Ya no solo se invierte en proyectos con potencial de rentabilidad, un buen modelo de negocio, un buen equipo, sino en empresas que tengan como misión producir un impacto positivo en la sociedad, apunta.
Es una tendencia en auge que crece a una tasa anual del 16 % y se calcula que en el mundo hay unos 77.000 millones de dólares invertidos en activos de impacto social y medioambiental, según Moncada, también profesor de mercados financieros de la UE en el Máster de Información y Comunicación Económica de la Universidad Panthéon-Sorbonne de París.

En España, según el informe EuroSif, este tipo de inversiones se han multiplicado por tres, al pasar de los 87 millones de euros del 2013 a los 267 millones de euros del 2015.
Bolsa Social “democratiza la inversión de impacto social” porque con 500 euros ya se puede ser inversor y “tener acceso a oportunidades de inversión que antes estaban limitadas a fondos de capital riesgo”, detalla.
La inversión de impacto social se democratiza
Ahora, asegura, cualquier persona que quiera, entienda y pueda tiene la posibilidad de invertir “de acuerdo con sus valores” y, así, se crean “comunidades de inversores que apoyan proyectos en los que creen, a los que se vinculan más allá de aportar dinero” y se convierten en embajadores y prescriptores de esas empresas.
Con una comunidad de 2.700 usuarios, de los que 280 son socios de alguna de las empresas financiadas y 158, emprendedores, hasta la fecha a través de Bolsa Social han cerrado con éxito una campaña de inversión Auara, Farmidable, WhatsCine, Nostoc Biotech y Utopic_us.
Tras el cierre de estas campañas se ha invertido un total de 1.100.207 euros a través de la Bolsa Social, en las 305 inversiones formalizadas, con un tique medio de 3.391 euros.
De las cinco campañas cerradas, tres relacionadas con la agricultura y la alimentación
Farmidable, plataforma de fomento de la alimentación “kilómetro cero” que une a consumidores y productores locales de alimentos a través de los colegios, cerró, en 8 días, una campaña de inversión de 90.000 euros, para emprender su expansión territorial a través de centros escolares.

Nostoc Biotech, empresa emergente dedicada a la fabricación, distribución y venta de biofertilizantes y biopesticidas con el objetivo de reequilibrar los suelos, preservar su salud y reducir el abuso de químicos, terminó una ampliación de capital de 249.705 euros para aumentar su capacidad de producción y abrir nuevas líneas de distribución en España.
AUARA, otra empresa emergente social española, comercializa agua mineral embotellada para llevar agua potable a los países en vías de desarrollo y ha cerrado, en menos de un mes, una ampliación de capital de 212.000 euros, en la que han participado 62 inversores.
En la actualidad, Mercatrace, plataforma colaborativa, que aspira a convertirse en el estándar de trazabilidad universal agroalimentaria y de referencia en calidad, seguridad y transparencia en el consumo de alimentos, está inmersa en una campaña de inversión con Bolsa Social.