La lucha contra los incendios forestales pasa por la gestión del territorio con la ayuda de la participación privada, de forma que se puedan sufragar los 10.000 millones de euros que costaría limpiar los bosques y extraer el principal material inflamable que alimenta el fuego, la biomasa.
El dato lo ha aportado Jesús Casas, presidente del Grupo Tragsa, empresa pública de transformación agraria, durante la conferencia que ha abierto este jueves en Zaragoza la segunda y última jornada del foro ‘El desafío de los grandes incendios forestales. Impactos en el territorio’.
El evento ha puesto hoy el acento en el aprovechamiento económico del monte como respuesta a la amenaza de los incendios y a la despoblación, y es en este marco donde la biomasa y la colaboración público-privada han aparecido como los elementos clave para emprender una nueva gestión del territorio.
Es una de las principales conclusiones en la que han coincidido los diferentes representantes de la administración pública y la academia que han participado en este foro, que fue inaugurado el miércoles por el expresidente del Gobierno Felipe González y el presidente de Aragón, Javier Lambán.
LA BIOMASA COMO RECURSO ECONÓMICO
El modelo de ordenación territorial que se daba hace 50 años ha desparecido por la despoblación, por lo que sin la actividad que antes realizaban las poblaciones rurales en el medio natural, la vegetación se ha expandido y hoy día la cubierta vegetal del territorio español es mucho mayor, ha apuntado Casas.

A este fenómeno se suma el cambio climático, ya que debido a las emisiones de CO2 algunas especies vegetales han aumentado también su presencia, ha continuado Casas, que ha señalado también que la mayor concienciación de la población por la conservación de la naturaleza también ha contribuido a esta expansión de la cubierta vegetal.
Esta situación supone un mayor riesgo de incendios forestales, que se puede atenuar interviniendo el territorio para extraer 10 millones de toneladas de biomasa por hectárea, un elemento que, además, puede tener un aprovechamiento económico.
“Si pensamos en esa cifra de 10 millones de toneladas de biomasa por hectárea quiere decir que cada 5 años deberíamos darle una vuelta al monte para mantenerlo en ese estado ordenado de revista. Nos costaría 10.000 millones de euros”, ha expresado Casas.
Pero este coste no puede asumirlo ninguna administración pública porque “no hay dinero” para ello, ha expresado el presidente de Tragsa.
“Es imposible. O metemos una variante económica de aprovechamiento o no vamos a hacer nada. O lo convertimos en un recurso (la biomasa) o no va a funcionar”, ha enfatizado Casas.
Por ello, ha apuntado que hay que atraer a la empresa privada, para que apueste su dinero en esta actividad e innove.
“Hay que encontrarle números y una rentabilidad que favorezca a los locales. Si no lo hacemos, vamos a perder la oportunidad de llevar a cabo un cambio ordenado en la gestión del medio rural que desde el punto de vista económico no le venga mal al PIB, y perderemos oportunidades para la España vaciada”, ha indicado Casas.
“SELVICULTURA PRODUCTIVA”
En la misma idea ha incidido durante su participación en el evento el secretario general para el reto demográfico del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Francisco Boya, quien ha dicho que no se pueden intervenir los bosques solo con dinero público y que “hace falta una rentabilidad”.
Ha expresado que “es necesario diversificar la actividad económica y establecer una funcionalidad que puede ser la respuesta a los problemas” del monte.
En ese sentido, ha indicado que ya hay experiencias de colaboración público-privada con empresas de energía que se sirven de la biomasa y otras en proceso de experimentación con rebaños de oveja que son propiedad de los ayuntamientos y que se sacan a pastorear para mantener limpio el entorno.
La jornada ha sido clausurada por el consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona, quien en declaraciones a Efeagro ha expresado que la conclusión es que “hay que apostar por a selvicultura productiva”.
“El monte no lo vamos a poder conservar sino somos capaces de aprovechar los recursos que tiene el propio monte. Se nos dice que el gran riesgo de los incendios es un material que se llama biomasa y que además es una fuente de energía, por lo tanto lo que no sepamos extraer del bosque en forma de biomasa se nos quemará”, ha concluido Olona.