El sector de la restauración colectiva facturó 3.648 millones de euros en 2019, un 1,7 % más que el año anterior, y representó un 0,3 % del PIB, según han dado a conocer desde la Federación Española de Restauración Colectiva, que pasa a denominarse Food Service España.
De acuerdo a sus datos, ha habido un “moderado crecimiento” respecto al ejercicio anterior en la facturación, mientras que los indicadores de rentabilidad rondan el 2,2 %, lo que muestra “cierto estancamiento respecto a las ratios de ejercicios anteriores”.
El presidente de Food Service España, Antonio Llorens, ha detallado en declaraciones a Efeagro que este crecimiento es estable, pero no elevado, porque los patrones de alimentación no varían demasiado, aunque esa es también la razón por la que el sector tampoco sufre grandes caídas en épocas de crisis: “Se sigue comiendo en los colegios, los hospitales y las empresas”.

Aun así, reclama una mayor “corresponsabilidad” por parte de la Administración, para que los contratos que cierren en cada localidad “sean juzgados por ofertas que sean económicamente más ventajosas y que no sea una subasta de precios”, ha añadido Llorens, también presidente de la empresa de restauración colectiva Serunion.
Según ha explicado, los contratos que se acuerdan con la Administración (escuelas y hospitales públicos o residencias con conciertos) se establecen en muchas ocasiones para varios años con precios cerrados, lo que puede resultar poco beneficioso si se eleva el coste de los alimentos o de la infraestructura.
Ha recordado que a la restauración colectiva, además, se le “exigen muchísimas cosas”, como que utilice alimentos de alto nivel nutricional, reduzca los residuos, la emisión de gases contaminantes o el despilfarro alimenticio, se adapten a las nuevas tendencias de entrega a domicilio o se digitalicen, entre otras medidas.
Y ha puesto como ejemplo que dichas exigencias produce que cada día se diseñen 300 menús de diferentes formatos, incluidos en los que no puede haber lactosa o sal.
Competitividad en el sector
Para Llorens, un elemento fundamental es que mientras que en la restauración tradicional el comensal va variando de local para cambiar el tipo de comida, en la restauración colectiva son las propias empresas las que deben cambiar constantemente el menú para los mismos comensales, intentando que siempre sea “atractivo y saludable”.
En la presentación celebrada hoy, el presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, ha destacado la importancia social del sector, “su gran competitividad” y “su labor en el cuidado de la salud pública”, según ha dado a conocer la entidad en un comunicado.
Desde la entidad, han precisado que el sector emplea directamente a 92.000 personas -1.400 de ellos licenciados en dietética y nutrición-, y reparte menús a más de 8,5 millones de consumidores diarios.
Por sectores, el 34 % están en colegios y universidades; el 43 %, en hospitales y residencias; el 17 %, en empresas; y el 6 %, en lugares y eventos varios.
Desde Food Service España, que engloba a cerca de 140 empresas, creen sin embargo que el sector no es suficientemente conocido por los consumidores ni tampoco su impacto en los hábitos alimenticios de la sociedad, por lo que planean establecer en los próximos meses una estrategia para ganar visibilidad.