Vista de la ciudad de Taxco de Alarcón. Foto: Diego Caballo

Vista de la ciudad de Taxco de Alarcón. Foto: Diego Caballo

MÉXICO

Por el Triángulo del Sol de México

Publicado por: Diego Caballo/EFE REPORTAJES 7 de febrero de 2017

Cuando hablamos de México nos vienen a la memoria imágenes evocadoras y variados paisajes, colinas, grutas milenarias o históricas minas. Todo podemos encontrarlo en tres municipios: Taxco, Acapulco e Ixtapa-Zihuatanejo, en la costa del Pacífico, que componen el denominado Triángulo del Sol.

Ubicado en el estado mexicano de Guerrero, el conocido como Triángulo del Sol es una zona turística compuesta por las ciudades de Acapulco, en el sur; el binomio de Ixtapa-Zihuatanejo, en el norte; y la mágica Taxco, en el centro.

Taxco de Alarcón, magia con filigranas de plata

Taxco de Alarcón está reconocido como Pueblo Mágico por la Secretaría de Turismo de México (SECTUR), por su aspecto colonial, sus calles empedradas o adoquinadas, de incesante trasiego, por sus casonas de origen de la conquista española, su actividad minera y por sus tiendas de plata y artesanía que salpican muchos de sus rincones.

Taxco significa “juego de pelota”, es la ciudad de la plata, con minas que ya existían antes del virreinato español. Añade a su nombre Alarcón en memoria del dramaturgo Juan Ruiz de Alarcón, originario de una familia novohispana y en cuyo honor se celebran anualmente las Jornadas Alarconianas como acontecimiento relevante.

Sus zonas de interés son numerosas, pero podemos empezar visitando el templo de Santa Prisca y San Sebastián, que no es catedral sino parroquia con más de 250 años de antigüedad, que es uno de los iconos de la ciudad.

Otro de los atractivos de la localidad son los vestigios de su mina con 35 metros de profundidad y más de 500 años de antigüedad

Otros lugares de interés son los museos Virreinal y Guillermo Spratling. El primero con su exposición permanente de arte, fundamentalmente de tipo religioso; en el Guillermo Spratling se exhiben piezas prehispánicas y platería de todos los tiempos.

También se encuentra en sus calles la otrora conocida como “Casa de las Lágrimas”, llamada Casa Figueroa, construida a mediados del siglo XVIII, propiedad del Conde de la Cadena, quien llegó a Taxco como Magistrado y que fue Prefecto Político e íntimo amigo de José de la Borda.

Durante la Guerra de la Independencia, José María Morelos (1765-1815) la ocupó como su cuartel general, a finales del XIX pasó a ser propiedad de otra familia española. Más tarde fue adquirida por Fidel Figueroa, quien la transformó pero conservando su sabor de construcción de tipo español.

Entrada a las grutas de Cacahuamilpa en Taxco. Foto: Diego Caballo
Entrada a las grutas de Cacahuamilpa en Taxco. Foto: Diego Caballo

Otro de los atractivos de la localidad son los vestigios de su mina con 35 metros de profundidad y más de 500 años de antigüedad. En ella gracias al personal que la atiende transporta al viajero a la forma de trabajo minero prehispánico de la cultura Chontal, que la explotó entre 1400 y 1521 para extraer fundamentalmente plata.

Para finalizar la visita a Taxco también son especialmente recomendables de visitar la hacienda del Chorrillo y las grutas de Cacahuamilpa. La primera construida por orden de Hernán Cortés entre los años 1525 y 1534, que es en la actualidad campus estudiantil de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Las grutas, ubicadas dentro del Parque Nacional del mismo nombre, son formaciones de miles de años que dan cabida como escenario a los conciertos de la filarmónica de Acapulco. Decretada como Parque Nacional en 1936, podemos disfrutar de una amplia y variada flora y fauna, con más de 500 especies de vegetales o reptiles, aves, anfibios y casi doscientas especies de vertebrados.

Acapulco: media luna tendida sobre la tierra 

Hernán Cortés envió diferentes expediciones al Mar del Sur con el fin de localizar vetas de oro, y en uno de estos viajes, el 13 de diciembre de 1521, descubrieron un puerto bellísimo, protegido de forma natural, al que le dieron al principio el nombre de Santa Lucía.

A partir de 1550 comienzan a instalarse en este puerto, Acapulco, familias españolas, procedentes de la ciudad de México y en 1850 pasó a formar parte del Estado de Guerrero.

En el mejor lugar de la bahía y donde se tiene la mejor vista, se construyó el Fuerte de San Diego, el edificio militar y espacio histórico más importante de Acapulco, que se terminó de construir en 1616 y que nadie pudo conquistar hasta que, en 1776, un terremoto arrasó la ciudad.

A partir de 1550 comienzan a instalarse en este puerto, Acapulco, familias españolas, procedentes de la ciudad de México

En él podemos contemplar piezas prehispánicas y del Extremo Oriente, como las que traía la Nao de China o Galeón de Manila, que venía de Oriente con las mercancías más preciadas, como porcelanas, marfil y sobre todo especias.

Una puesta de sol en Acapulco. Foto: Diego Caballo
Una puesta de sol en Acapulco. Foto: Diego Caballo

Entre las más importantes piezas, un Cristo de marfil, un buda sonriente de porcelana pintada que saca la lengua y un navío comercial a escala del siglo XVIII.

Desde fines de los años 50 y hasta los 70 del siglo pasado fue el lugar que se convertía en una sala gigante y única de cine del glamour y de las grandes estrellas con un festival que proyectaba en él sus películas.

El Fuerte de San Diego fue construido en mitad de la bahía para que se pudiera ver la entrada de los barcos, pero soportaba un calor agobiante. A José Barreiro, gobernador del Fuerte, se le ocurrió en 1799 abrir la montaña mediante explosiones controladas de dinamita para que pasara la brisa del mar. Quedó desde entonces una tajada vertical que se llamó el Abra de San Nicolás, hoy conocida como La Quebrada.

Como una colección de vistas bellas y peligrosas que se van elevando, es un símbolo insustituible de Acapulco. Su mar, con sus puestas de sol y su escenografía, es la escuela más importante de clavadistas del mundo.

Cuando se empezó a profesionalizar y a popularizar el vuelo de los clavadistas se inauguró el restaurante La Perla y el Hotel Mirador, la mejor vista posible para ver a los clavadistas y disfrutar del espectáculo.

La Quebrada, como una colección de vistas bellas y peligrosas que se van elevando, es un símbolo insustituible de Acapulco

Errol Flynn, el famoso actor estadounidense, compró el hotel Los Flamingos, para convertirlo en un club privado junto con otros actores que llamaron “la pandilla de Hollywood”, como John Wayne, Gary Cooper y Johnny Weissmüller.

Este último, Tarzán, rodó su última película de la saga, Tarzán y Las sirenas (1948) por los alrededores. Desde entonces quedó cautivado por el lugar. Al morir, a los 79 años de edad, le dejó en herencia el hotel al actual gerente, Víctor Santiago.

Otro lugar de referencia es el Hotel Las Brisas, con más de 50 años de existencia y un conjunto de 263 cabañas asentadas en una imponente colina, era el hotel donde se hospedaban las grandes estrellas y ahora una de las residencias más exclusivas y emblemáticas de Acapulco.

Acapulco es el encanto de su zócalo en la plaza central, donde se eleva la catedral de Nuestra Señora de la Soledad, erguida en 1930, o el lugar romántico donde, a la luz de la luna se disfruta de un espléndido ceviche, que los acapulqueños, viendo cómo los orientales comían el pescado crudo, adoptaron esta costumbre añadiendo a la receta limón, jitomate y chile verde, que es su mezcla, que es como el propio Acapulco, una mezcla de sabores, aromas y luz que ilumina los sueños más románticos.

Ixtapa-Zihuatanejo, donde se para el tiempo

Ixtapa-Zihuatanejo es un complejo turístico moderno planificado por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo, con un fondo especial otorgado por el Banco de México, que pretendía la creación de nuevos destinos en las costas mexicanas.

Unas jóvenes hacen gimnasia y toman el sol a borde de un catamarán en la zona de Ixtapa- Zihuatanejo. Foto: Diego Caballo
Unas jóvenes hacen gimnasia y toman el sol a borde de un catamarán en la zona de Ixtapa- Zihuatanejo. Foto: Diego Caballo

A 250 kilómetros de Acapulco, es un destino ideal para disfrutar de sus blancas playas y limpias aguas (Ixtapa significa lugar blanco), con la tranquilidad de una población de poco más de nueve mil habitantes, que en su día manifestó su deseo de que las nuevas construcciones no destruyeran su armonía con la naturaleza.

Con un aeropuerto internacional a solo diez minutos de la ciudad, dispone de puerto deportivo con capacidad para más de 600 yates, campo de golf, villas privadas, restaurantes, etc., que lo han convertido en un moderno destino de categoría mundial.

Sus Playa Linda y Playa Quieta parecen conducirnos al descanso y al disfrute de la zona, que no ha perdido su estilo colonial costeño y que sigue conservando una gran diversidad de vida salvaje en sus alrededores.

Con un aeropuerto internacional a solo diez minutos de la ciudad, dispone de puerto deportivo con capacidad para más de 600 yates

Saliendo del llamado Puerto Mío, se le brinda al turista la posibilidad de hacer un recorrido en catamarán y disfrutar de un baño en sus tranquilas aguas con hermosos fondos marinos o degustar a bordo de un trago de mezcal, su bebida más popular, o de contemplar algunas residencias turísticas, en la colina, muy cerca de la playa, como La casa que ve el mar o La casa que canta, para después hacer un recorrido a pie por el pueblo pesquero o entrar en su Museo Arqueológico de la Costa Grande, con sus importantes piezas de todos los tiempos.

También se pueden recorrer sus lagunas en barca pequeña para después anclar en medio de las poco profundas aguas y disfrutar de la bellísima naturaleza que las rodea fuera del estrés y de las prisas o participar en una suelta de tortugas, que instintivamente buscan inmediatamente el mar.

Los antiguos marineros pensaban que en la Costa del Pacífico se acababa el mundo, que después venía el mar y la nada, pero los españoles atravesaron el Pacífico, dieron la vuelta al mundo y descubrieron sitios tan bellos como este.

Dice el profesor e investigador mexicano Carlos Marichal que “México es una nación en permanente conflicto, traumático y fascinante”. Así es, pero sobre todo fascinante. Y si después de conocer estas tres zonas, que conforman el “Triángulo del Sol”, tuviéramos que elegir una sola cosa de entre todas las conocidas, sin duda nos quedaríamos con su luz.

Secciones : El mundo Turismo
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