Representación de un Belén Viviente en Madrid. EFE/Archivo. Sergio Barrenechea

Representación de un Belén Viviente en Madrid. EFE/Archivo. Sergio Barrenechea

NAVIDAD TRADICIONES

Un viaje al Belén de 2.000 años sin salir de Madrid

Publicado por: J.J.R. 10 de diciembre de 2013

Pueblos de la Comunidad de Madrid que hacen de la representación del nacimiento de Jesús una tradición y una apuesta turística gracias a sus belenes vivientes.

Montar el Belén es una tradición arraigada en las casas españolas que regala momentos familiares en los días previos al inicio de la Navidad. Todas las casas, residencias, hospitales y edificios públicos o empresas privadas se unen a esta costumbre navideña.

Pero el Belén adquiere una belleza superior,  cuando es “viviente” y conserva tintes históricos o culturales. Con el paso de los años, los belenes vivientes están recobrando protagonismo en los pueblos y ciudades de España y, por supuesto, de la Comunidad de Madrid.

Es un atractivo turístico único en el que el público permanece atento al buen hacer de padres, madres y niños que toman parte en estas representaciones del nacimiento de Jesús, en los que no falta iconografía  e incluso animales vivos.

En la Comunidad de Madrid, hay varios de visita obligada.

De Interés Turístico

Es el caso del Belén Viviente del municipio de Buitrago del Lozoya, que este año alcanza su 25 edición con representaciones los días 21, 22, 25 y 28 de diciembre.

A lo largo de 1.300 metros de casco urbano, se representan 39 escenas en la que participan 200 personas: la Anunciación de los profetas,  los Reyes Magos, el Nacimiento, o el conjunto de mercaderes, lavanderas o carpinteros son algunas de las recreaciones que se instalan en distintos puntos Buitrago.

Se trata de un Belén gigante que atrae cada año a varias cientos de turistas, por lo que  fue declarada en 2001 Fiesta de Interés Turístico por la Comunidad de Madrid.

En la localidad de El Berrueco, los días 21 y 28 de diciembre también son una buena oportunidad para acercarse a este municipio madrileño y dejarse atrapar por el encanto de su Belén viviente, con una quincena de escenas y más de un centenar de actores.

Las noches del 21 y el 28 de diciembre –se representa a las 18.00 horas- se hacen mágicas en este municipio serrano donde las representaciones bíblicas se entremezclan con oficios tradicionales. Donde el fuego, con antorchas y hogueras, es protagonista con un toque genuinamente navideño y familiar a sus calles. 

El Molar cuenta con uno de los 10 mejores belenes vivientes de España

Nos trasladamos ahora 40 kilómetros al norte de la capital madrileña para viajar hasta El Molar, un pueblo con poco más de 8.000 habitantes y que cuenta con un Belén Viviente considerado como uno de los 10 mejores de España.

Los días 20 y 21 de diciembre en las Bodegas y Cuevas de “El Charcón” son el momento para disfrutar de esta oferta de ocio, que consigue cada año más adeptos.

Más de 200 personas, una veintena de escenas en un recorrido de 2 kilómetros y un entorno único –como las cuevas- son razones más que suficientes para que El Molar sea lugar indispensable de visita estos próximos días.

En Colmenar y en Pezuela

Colmenar Viejo es otro municipio donde sus vecinos dan realce especial al Belén de Navidad. Será el próximo 21 de diciembre a las 18.30 horas en los alrededores de la Basílica. Allí, 14 escenas harán viajar al turista al Belén de hace más de 2000 años.

El atrezzo y el recorrido presentarán en esta edición novedades interesantes. Muchos de los vecinos -mayores, jóvenes o niños- se vuelcan en Colmenar Viejo con su Belén: una propuesta que comenzó hace 15 años y que sigue más viva que nunca.

Y en Pezuela de las Torres, sus vecinos adelantaron a este 7 de diciembre la representación del nacimiento de Jesús en Belén de Judea. Un acto que comenzó a las 18.30 y finalizó pasadas las 19.30 horas. Entre las curiosidades, la posibilidad de entrar en las escenas y hablar con los actores, hacerles fotos, entregar cartas a los Reyes Magos y degustar platos típicos como las rosquillas o las migas.

Todas ellas suponen una forma de transportarse al Belén de hace 2.000 años y sin salir de Madrid.

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