“Mirar al pasado no tiene sentido, hay que seguir adelante y buscar nuevos retos cada día”, afirma el cocinero Sergi Arola, quien, meses después de que su restaurante bandera de Madrid sufriera un cierre por impago de deudas, acaba de abrir un nuevo local en la capital, su segundo “Vi Cool”.
Un modelo de restaurante “más asequible” que ya es un éxito en la calle Huertas y que ahora tiene un nuevo local en el barrio de Salamanca. El cocinero se recupera del revés que sufrió su dos estrellas Michelín (Sergi Arola Gastro) por la deuda que aún arrastra, pero el restaurante sigue su marcha y su chef asegura que “esa historia es pasado”.
¿Se le ha quedado pequeño el otro Vi Cool?
Es una fórmula para crecer. Teníamos ganas de dar un paso más.
¿Qué faceta de Arola podemos encontrar en este local?
La más informal. La cocina es como la costura, y Vi Cool es como mi línea de vaqueros. Sergi Arola Gastro es nuestra “haute couture”, mientras que Arola, en Barcelona, es mi “prêt-à-porter”. Luego está Vi Cool. Y no hay que olvidar que yo siempre visto en vaqueros.
¿Por qué ese nombre?
Vi, es vino, y si lo decimos en inglés es ser. “Cool”, es “guay” pero en catalán también es el fondo de las copas. De ahí ese juego de palabras: “Ser vino”.
Usted es uno de nuestros chefs más internacionales. ¿Qué enseñanzas saca de su experiencia en el extranjero?
Que hay vida más allá de los Pirineos. Realmente se están haciendo cosas muy interesantes fuera de España. Eso me ha dado otra percepción de la realidad. Como dijo Kennedy, no hay que preguntarse que puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país. Nos pareció que quedarnos en casa lamiéndonos las heridas, esperando a que el Estado o el sistema nos sacaran las castañas del fuego, era una pérdida del tiempo. Teníamos que espabilar para sacar adelante nuestro sueño.
La apertura de un nuevo local es sinónimo de éxito, pero usted también ha sido víctima de la crisis. ¿Cómo se gestionan tantos negocios a la vez?
Es sinónimo de esfuerzo y de apostar por lo que uno cree. No podemos dar la espalda a nuestras ideas. Además, nos corresponde a todos salir de esto. Esperar no es una opción, al menos para mí.