Torrijas de Semana Santa. Foto: Efeagro.

Torrijas de Semana Santa. Efeagro

SEMANA SANTA DULCES

La campaña “dulce” de Semana Santa se desinfla en las pastelerías

Publicado por: EFEAGRO/Belén Delgado 9 de abril de 2020

En aislamiento y alejados muchas veces de seres queridos, las familias españolas tienen este año pocos motivos para celebrar en compañía la Semana Santa, una ocasión perdida para muchas pastelerías que venden en estas fechas las tradicionales torrijas o monas de Pascua.

Con la declaración del estado de alarma por el coronavirus y la restricción de la actividad a lo más esencial, alrededor de la mitad de las pastelerías y panaderías artesanas de Madrid decidió cerrar sus puertas y, aunque alguna ha reabierto, esta Semana Santa lleva un gusto amargo.

Así lo asegura a Efeagro el presidente de la Asociación de Pasteleros de Madrid (Asempas), Juan Antonio Martín, quien señala que los establecimientos que continúan abiertos deben seguir “ofreciendo lo mismo, pero en menor cantidad”.

Las torrijas, típicas de estas fechas, se están vendiendo mucho menos de lo que cabría esperar en condiciones normales, hasta un 70 % menos, calcula Martín, quien ve cierto alivio por la demanda de pan y los encargos a domicilio.

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Algunas monas de Pascua. Efeagro/cedida por el Gremio de Pastelería de Barcelona y provincia

El dueño de la pastelería artesana Manacor intenta mantener los clientes con ese servicio, aunque tenga que recorrer la Comunidad de Madrid porque ellos no pueden desplazarse a la tienda.

“Toca economía de guerra y cualquier ingreso es bueno. Ahora es cuestión de valorar las pérdidas y trabajar en el tiempo que esto dure”, apunta, sin ocultar su pesadumbre.

Pan esencial y dulces como capricho

En otra pastelería del centro de Madrid, Brenda atiende en el mostrador y dice no haber notado grandes cambios: “La gente sigue viniendo por el pan, que es esencial, y también seguimos vendiendo dulces porque al final es un método de escape para quienes están todo el día en casa”.

Estos días ofrecen torrijas y rosquillas, junto a otros postres para endulzar la compra.

Tampoco han dejado de preparar los dulces para la Semana Santa las monjas clarisas de Marchena (Sevilla), quienes, sin tener una gran producción, sí han notado un descenso en las compras por la pandemia.

“No es como antes”, afirma desde el obrador del monasterio la hermana Ana María, quien explica que pocos clientes están realizando sus pedidos por internet, mientras parte de los habitantes del pueblo continúa decantándose por las torrijas, las empanadillas fritas, los pestiños y las obleas.

Enclaustradas en sus casas, muchas personas están aprovechando los días de confinamiento para preparar pasteles, como lo demuestra la demanda de harina en los supermercados, que se ha incrementado hasta por cuatro, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Desde la Asociación Española del Dulce (Produlce), su secretario general, Rubén Moreno, vincula el impulso registrado en la producción de chocolate, galletas, caramelos y chicles con “la demanda de las familias, que según pasan los días han dado más espacio al dulce en sus cocinas, bien en formato de repostería casera, o bien con productos ya finalizados que se consumen como recompensa placentera al finalizar el día”.

“Ningún niño sin Pascua”

En Cataluña, el Gremio de Pasteleros de la provincia de Barcelona ha puesto en marcha una campaña para reforzar la venta por internet desde su página web con el objetivo de que “ningún niño se quede sin Pascua”.

Allí la tradición manda que los padrinos regalen monas de Pascua a sus ahijados y, visto que este año muchas familias no podrán juntarse, 175 pastelerías de la ciudad y alrededores ofrecen la posibilidad de llevar a casa esos bizcochos adornados con figuras de chocolate sin coste adicional.

“La siguiente campaña será la segunda Pascua, el 1 de junio, para aquel que no haya podido celebrarlo ahora en familia, con monas más pequeñas o anecdóticas”, detalla Olivier Fernández, gerente del Gremio, que defiende esas acciones para “ir volviendo a la normalidad”.

El pastelero artesano catalán Lluís Costa se está sobreponiendo al golpe del coronavirus gracias a la difusión de su pastelería en las redes sociales. Afirma que “están vendiendo muchas figuras de chocolate en las mismas cantidades que el año pasado”, sobre todo por el crecimiento del reparto a domicilio a clientes que no son habituales. Otra forma de salvaguardar su negocio en esta rara y atípica Semana Santa.