Un destino entre viñedos

Le Domaine, el equilibrio exclusivo entre la tierra y el hombre

Publicado por: Autor: Lilián Aguirre 18 de octubre de 2012

En un monasterio del siglo XII rodeado por los viñedos de Abadía Retuerta, ha abierto sus puertas Le Domaine, el único hotel español que entrará en Relais & Châteaux en 2013.

Una escapada en busca de relax requiere un entorno de calma, de quietud; un entorno en el que reine el silencio de los sonidos de la naturaleza y del que obtener un soplo de aire puro y fresco al abrir la ventana de la habitación. Condiciones que cumple Le Domaine, un hotel de cinco estrellas que se alza en la finca Abadía Retuerta, en Sardón de Duero, una pequeña localidad vallisoletana del Valle del Duero.

En plena Reconquista

Fue allí donde, en plena Reconquista, en 1146, se construyó el monasterio de Nuestra Señora Santa María de Retuerta, en el que se instalaron los monjes de la orden de San Norberto. Y fueron ellos los que trajeron desde Borgoña las primeras cepas de variedades francesas que se plantaron aquí.

Un soplo de aire puro y fresco con vistas a los viñedos ancestrales

Ahora, casi 900 años después, el confort y lujo del siglo XXI se han instalado entre los muros de esta abadía del siglo XII declarada Monumento Histórico-Artístico de Interés Nacional en 1931. El hotel está integrado en una finca de 700 hectáreas en la que se extienden los viñedos de Abadía Retuerta y su bodega, el “alma mater”.

La armonía

Los muros de la abadía han sido testigos de la remodelación que ha llevado a cabo el arquitecto italiano Marco Serra, que ha convertido lo que fue la zona de la hospedería en 18 habitaciones y tres suites con vistas a los viñedos. La serena sobriedad monacal que aún respiran sus paredes se fusionan armoniosamente con el paisaje, como hace nueve siglos. El estilo medieval se mantiene y convive con la era de internet en un ámbito en el que prima, además, el equilibrio ecológico, tal como muestra su sistema de calefacción, que prioriza las energías renovables.

Y armoniosamente también conviven la modernidad y la historia dentro del establecimiento, gracias a los muebles de nogal fabricados a medida para cada rincón, a los detalles artísticos que salpican cada estancia y otros detalles como los mosaicos de piedra de los cuartos de baño. Los corredores abovedados albergan aquí y allá imágenes de santos resguardadas en hornacinas y el sobrio diseño contemporáneo de la decoración y el mobiliario dejan, amablemente, el protagonismo al patrimonio artístico.

Lo que el arquitecto ha logrado es, en definitiva, un hotel de cinco estrellas, exclusivo, con todas las comodidades propias de su categoría, equipado con las últimas tecnologías, que no ha perdido ni un ápice del ambiente de calma y la paz que reinaban entre los monjes que habitaron la abadía.

Con vistas al viñedo

La exclusividad de Le Domanine no viene dada solo por su entorno, por el carácter de su edificio ni por las obras de arte que alberga. Lo fundamental en este cinco estrellas es el servicio que ofrece al huésped, que se siente como un auténtico rey. Nada más llegar, nuestro mayordomo nos abre la puerta del coche. Desde ese momento nos acompaña, nos muestra la habitación y, si lo precisamos, estará disponible para facilitarnos cualquier cosa o para aconsejarnos sobre actividades en el entorno.

Sus 18 habitaciones y tres suites incluyen todo tipo de detalles para que la estancia sea cómoda y agradable. Decoradas elegantemente, mantienen, sin embargo, un toque de sencillez y sobriedad. Todas ellas ofrecen vistas a los viñedos, donde la vista se pierde mientras el aire puro y la luz del sol se cuelan en la estancia

Mayordomo para cada habitación, formado en la mejor escuela: la Casa Real inglesa

Románico, gótico y barroco conviven en la abadía tras el paso de los siglos

Pero la luz natural no es un privilegio de los dormitorios, pues todas las salas de reuniones pueden presumir de ella. Se ubican en la zona del claustro, por lo que gozan de una tranquilidad que resulta imprescindible para las reuniones de empresa. El centro de negocios de Le Domaine ofrece la tecnología informática más avanzada y sistemas audiovisuales de última generación, por lo que sus salas, con aforo máximo de 24 personas, están preparadas para cualquier tipo de evento de empresa.

La historia y el arte

El edificio, románico en sus orígenes, ha ido acumulando muestras de diferentes estilos artísticos con el paso de los siglos y ahora es un auténtico museo en el que el huésped puede admirar muestras góticas como las bóvedas de crucería que proliferan por el establecimiento o las limpias líneas del claustro cuadrangular por el que antaño deambulaban los monjes mientras oraban y meditaban. Los sombríos espacios románicos alternan en Le Domaine con la luminosidad de los ámbitos barrocos.

La iglesia, de tres naves, es una muestra de la arquitectura tardorrománica. De allí se han rescatado valiosos frescos. El refectorio en el que los monjes tomaban sus frugales comidas mientras escuchaban lecturas religiosas es ahora un restaurante dirigido por un dos estrellas Michelín: el donostiarra Andoni Luis Aduriz.

Un refectorio para el siglo XXI
Un refectorio para el siglo XXI

Al frente de la cocina, Pablo Montero, cuyos platos adquieren más valor si cabe cuando se degustan bajo una bóveda de crucería de estilo gótico, en una sala presidida por un fresco de la Santa Cena del siglo XVII. El espacioso claustro se habilita también para los almuerzos en verano mientras que la mismísima iglesia se dedica también a celebraciones especiales.

Pero el lugar que ocupa el arte en Le Domaine no queda solo dentro de sus muros. El Jardín de las Fotinias guarda un tesoro secreto: un museo al aire libre que acoge la mayor exposición mundial permanente del escultor Ulrico Rückriem, un artista alemán contemporáneo que extrae enormes piedras de la tierra para ensamblarlas luego en la superficie. Conviven las obras de piedra con los arbustos de fotinias, cuyas hojas varían de color según la época del año. Las piezas de piedra conviven con las encinas y las acacias rojas, con las que conforman un espacio sereno en el que se puede contemplar un espectáculo que tiene algo de irreal.

“Terras et vineas”

A los primeros monjes que ocuparon esta finca les fueron otorgadas la tierra y las viñas, que se podían ver desde la abadía. Igual que ellos, los huéspedes de Le Domaine disfrutamos hoy, al salir del edificio, de la vista de las cepas que, alineadas, descienden desde las colinas hasta la orilla del Duero. Son 210 hectáreas de viñedos que se remontan a principios del siglo XX, 54 pagos que se pueden visitar a caballo o en calesa. En los 10.000 metros cuadrados de la bodega Abadía Retuerta, el corazón de la finca, se pueden albergar hasta 5.000 barricas. Una visita a este “sancta sanctorum” resulta, por supuesto, imprescindible para los huéspedes

Tras pasear por los viñedos, aún quedan unas 500 hectáreas de bosques de chopos y encinas por las que pasear u observar aves. Las actividades que permite el entorno abarcan desde tranquilos paseos hasta viajes en globo. Quien quiere algo más fuerte tiene otra opción: el gimnasio.

Y tras cualquiera de esas actividades, de nuevo el reposo en la abadía, en cualquiera de sus salones. En El Salón, si se quiere disfrutar del ambiente elegante de esta sala con chimenea, piano y bar privado, o en la antigua sala capitular, uno de sus rincones más románticos.

Si el silencio y la paz de lugar no son suficientes para conseguir ese relax que ansía, la sala de masajes le espera. Después, si quiere, puede acercarse a la sala de yoga. Seguro que se sentirá más que bien.

Pero, si aún así precisa algo, ya sabe, en Le Domaine le espera su mayordomo.

Ficha:

  • Hotel Abadía Retuerta Le Domaine. Sardón de Duero. 47340 Valladolid.
  • Teléfono: +34 983 680 368
  • www.ledomaine.es
  • info@ledomaine.es
  • Cómo llegar: Dista 2 km de Sardón de Duero y 4 km de Quintanilla de Enésimo.
  • Desde el aeropuerto o la estación de ferrocarril de Valladolid, el hotel puede organizar el servicio de transporte previa solicitud.
Secciones : España Turismo