No. No nos hemos inventado una nueva categoría turística. Desde que “Verano azul” puso a la malagueña Nerja en el mapa y los madrileños se iban hasta Santorcaz para conocer la Puebla Nueva del Rey Sancho de “Crónicas de un pueblo”, las series de televisión inauguraron ese turismo que nos lleva del sofá al plató. De la imaginación a la realidad.
La diferencia es que, en la actualidad, las redes sociales, el auge del turismo rural, la gastronomía y el enoturismo y el indudable don de la oportunidad del marketing han convertido las localizaciones de rodaje en una excusa viajera para el espectador, en una oportunidad económica para las ciudades que las acogen y en una campaña de publicidad gratuita para la serie en cuestión. Un filón, vaya.
En casos recientes de éxito se han diseñado eventos y rutas a la medida de los viajeros más adictos a la televisión. “Gran Hotel” -una historia de principios de siglo entre el amor y lo detectivesco- se rodó en el Palacio de la Magdalena, en Santander, que a rebufo de su tirón popular llegó a organizar cenas y bailes en su interior para los amantes de la serie.
O “Gran Reserva”, que ambientada en el mundo del vino, tuvo su propia ruta organizada por turismo de La Rioja. Entre el melodrama y el Cluedo, como decía su productor, los viñedos y las bodegas de la región, como la Finca Valpiedra, fueron sus exteriores y el pueblo de Briones el ficticio Lasiesta donde transcurría la acción. Haro, Logroño o Alfaro son otras de las ciudades que aparecen en las escenas de la serie, que contó con el asesoramiento de bodegueros y la colaboración de la Consejería de Turismo de La Rioja.
Los escenarios de la Historia
Las series de trasfondo histórico no se han quedado atrás. Que para qué quiere uno un croma si puede rodar en el Alcázar de Segovia, aunque sea por la noche para no molestar a los visitantes diurnos. Así lo hicieron en “Águila Roja”, que supuso el éxito total de las aventuras de un héroe en la España del Siglo de Oro, trasunto de un Robin Hood que ayuda a los débiles y lucha por desenmascarar la conspiración que se esconde tras el asesinato de su mujer.
Gonzalo de Montalvo, en la vida diaria, y Águila Roja, en su personificación , vivía su aventura en la cartuja de Talamanca del Jarama (Madrid), el Palacio de Galiana (Toledo), el monasterio de Uclés (Cuenca) o las cuevas de Chinchón (Madrid), entre otros escenarios. Exteriores en el Monasterio de San Bartolomé o en Uceda (en Guadalajara) se sumaban a localizaciones en Ávila, como el castillo de La Adrada o El Tiemblo.

En el caso de “Isabel”, la producción que recrea la vida de la reina Isabel La Católica y ha reconciliado a más de uno con los libros de historia, Medina del Campo (Valladolid) ha llegado a ofrecer rutas turísticas para conocer de primera mano tanto los escenarios del rodaje como los lugares clave de la vida de la reina.
Además de Medina del Campo, con el Castillo de la Mota o el Palacio Real Testamentario (donde Isabel hizo testamento), esperan al turista más seriófilo el Alcázar de Segovia, el Castillo de Arévalo y Madrigal de las Altas Torres (Ávila) o el Palacio de Carvajal (Cáceres). Sin olvidar, por supuesto, que Granada es imprescindible en la historia de Isabel La Católica y en la serie: el Convento de las Comendadoras de Santiago, la Capilla Real o la Iglesia de Santo Domingo son paradas de indiscutible valor histórico, cultural y televisivo.
Playas y chiringuitos
Pero como no sólo de cultura vive el espectador, la gastronomía ahora campa a sus anchas por las parrillas televisivas. Vive una curiosa evolución desde el tradicional programa de recetas estilo Arguiñano hasta el reality Masterchef o las pesadillas en la cocina. Y las productoras, siempre ávidas de fórmulas de éxito, no han dejado pasar la oportunidad y ahora “El chiringuito de Pepe” no sólo tira de formato sino que ha puesto Peñíscola en el punto de mira del cazador de escenarios televisivos. Y a la ciudad, vivir una nueva época de geolocalización mediática. Santi Millán y Jesús Bonilla viven sus andanzas culinarias y familiares en esta localidad de la comunidad valenciana, de imponente castillo y estrellas calles por donde el turista puede perderse y disfrutar después de las horas de playa… y chiringuito.
Y así, entre intrigas amorosas, recetas de cocina e historia 2.0, no quedaba más remedio que subirse al carro de las series con receta. Y si no tenemos Anatomía de Grey ni un House manchego, sí que tuvimos a un “Doctor Mateo” que hizo de Lastres un nuevo jalón de peregrinación en Asturias, y paseó sus amores y su adaptación a la vida rural en la ficticia villa de “San Martín del Sella”. El éxito fue tal, que este pueblo, que depende del ayuntamiento de Colunga, creo la “Ruta del Dr. Mateo” con especial atención a la taberna, la radio local o la consulta del médico como hitos turísticos.
Así que a los amantes de aquello de “Exterior. Día”, se les ha quedado corto el sofá. Ahora pueden vivir sus series con la alta definición (HD) de la vida -y los lugares- real.