Son muchas las incógnitas abiertas tras la renuncia de Benedicto XVI, pero si una cosa podemos afirmar con certeza -la experiencia nos avala- es que el cambio al frente de la Iglesia Católica atraerá a miles de visitantes al Vaticano dispuestos a recibir al nuevo Papa.
Por eso es de esperar que en los próximos días estas cifras no solo se mantengan, sino que se multipliquen con los cambios al frente del Vaticano.
La basílica petrina es el lugar religioso más visitado del mundo, junto a la Basílica de Guadalupe, en México, y por delante de otros como el santuario de Lourdes (Francia) o la mezquita de Masjid al-Haram de La Meca.
No es de extrañar. En abril de 2006, en los días en los que se celebró el primer aniversario de Juan Pablo II, pasaron por el Vaticano alrededor de 100.000 personas, la mitad de diferentes regiones de Italia y del extranjero, y la otra mitad procedentes de la misma Roma. Sin embargo estas cifras no son nada si se comparan con el número de fieles que llegaron para despedir al anterior pontífice: según algunos cálculos, la llegada de unos tres millones de personas demostraron la capacidad de la ciudad para acoger grandes afluencias de público.
Las autoridades se afanaron en aligerar la larga cola de personas para despedir al Papa y así reducir el tiempo medio de espera de casi diez horas. Sin embargo, debido a la aglomeración de gente, fueron muchos los que se quedaron sin poder dar su adiós a Juan Pablo II.
Primeros visitantes
Es previsible que, antes de la llegada masiva de turistas y curiosos deseosos de presenciar en primera persona la fumata blanca que anuncia la elección del próximo Santo Padre, comiencen a llegar a la Ciudad del Vaticano los cardenales que participan en la votación. Más de un centenar de purpurados, junto a secretarios y otros acompañantes, serán los primeros en trasladarse al Vaticano para preparar el Cónclave del que saldrá el nombre del nuevo Papa.
Mientras dure el Cónclave, que se iniciará a partir del 28 de febrero, fecha en la que se hará efectiva la renuncia de Benedicto XVI, los turistas no podrán subir a la Cúpula de la Basílica de San Pedro ni entrar en los jardines vaticanos, una medida que se toma para asegurar el secreto durante las votaciones.
En 2005, cientos de personas aguardaban en la plaza de San Pedro del Vaticano cuando se produjo la fumata blanca que, a través de la chimenea de la Capilla Sixtina, informaba que ya había nombre para el papa número 265 de la historia de la Iglesia Católica.
Otras peregrinaciones
La sucesión al frente de la Iglesia no es el único momento en el que la figura del Papa es motivo para la organización de viajes. En su última visita a España en agosto de 2011 con motivo de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) católica, la presencia de Benedicto XVI congregó a más de millón y medio de jóvenes en Madrid.
Las Jornadas de la Juventud han marcado su pontificado. En agosto de 2005, Benedicto XVI realizaba su primer viaje oficial como Papa a su país de origen, Alemania, para reunirse con el millón de jóvenes que acudieron a estas jornadas celebradas en Colonia.
Joseph Ratzinger, que entonces tenía 78 años, confesó que él nunca se habría atrevido a elegir su país para un evento de estas características, “pero visto que Dios lo ha querido así” estaba muy contento de poder reunirse con los jóvenes en Colonia, una ciudad que eligió el propio Juan Pablo II para dicho evento.
En su último viaje oficial, que tuvo como destino Líbano, alrededor de 20.000 personas procedentes de países como Siria, Egipto, Chipre y los territorios palestinos, acudieron al encuentro con el santo padre.