INVESTIGACIÓN

Alubias y guisantes, los platos favoritos del hombre de la Edad del Hierro

Publicado por: CARLOS GARCÍA / EFE 1 de agosto de 2016

Las saludables alubias y los guisantes integraban la dieta de los hombres de la Edad del Hierro, según ha descubierto un grupo de investigadores portugueses que trabajan en el poblado portugués de Vila do Touro de Sabugal.

El arqueólogo Marcos Osoro y su equipo han localizado en esta aldea muy próxima a Extremadura un silo en el que los hombres prehistóricos guardaban semillas de diferentes cereales y leguminosas como alubias o guisantes. “Es un hecho muy relevante”, explica a EFE Osoro, ya que las semillas localizadas en el silo “permiten establecer las prioridades alimenticias de estos hombres que poblaban la Península Ibérica hace más de 3.000 años y que se dedicaban, sobre todo, a la caza, a la agricultura y a la minería”.

Entre las semillas carbonizadas, derivadas al Centro de Investigación de Biodiversidad y Recursos Genéticos de la Universidad de Oporto (Portugal), han aparecido también algunos cereales como el trigo, el centeno o el mijo.

Un grupo de investigadores portugueses que trabajan en el poblado Vila do Toro de Sabugal (Portugal) ha descubierto que las alubias y los guisantes ya integraban la dieta delos hombres de la primera fase de la Edad del Hierro. En la imagen, entrada a la Villa do Toro. EFE/Carlos García

Un grupo de investigadores portugueses que trabajan en el poblado Vila do Toro de Sabugal (Portugal) ha descubierto que las alubias y los guisantes ya integraban la dieta delos hombres de la primera fase de la Edad del Hierro. En la imagen, entrada a la Villa do Toro. EFE/Carlos García

Para conservar las leguminosas que ellos mismos recolectaban, el fruto de los guisantes y de las alubias lo chamuscaban para que así pudiera aguantar durante todo el año y nunca les faltara la comida. El hallazgo del silo ha sido localizado en un alto del pobladoVila do Toro (Portugal) entre varias rocas de grandes dimensiones donde se forma una oquedad que ellos mismos cubrían con tierra para conservar el cereal y las legumbres. Desde la última semana del mes de julio, Marcos Osoro dirige, junto con algunos profesores, varias excavaciones que están realizando alumnos del Instituto de Arqueología de la Universidad de Coimbra, con el fin de seguir investigando.

Más hallazgos

Entre los vestigios localizados de interés también figuran “numerosas cerámicas que llegaron a esta zona procedentes de Sevilla, antigua Híspalis”, contó Osoro. En las excavaciones han sido halladas cerámicas de la opulenta y refinada civilización de los Tartessos (entre 1.200 y 500 años antes de Cristo) que, entre otros rasgos, se caracterizaba por sus pinturas geométricas.”A buen seguro que las cerámicas fueron cambiadas por los cereales y leguminosas que estos hombres agricultores sembraban”, calcula Osoro.

“Esto evidencia que había un intercambio de mercancías entre los pobladores de esta zona y otros llegados del sur, de lo que es hoy Andalucía”, explica la profesora del Instituto Arqueológico de la Universidad de Coimbra, Raquel Vilaça, que está participando en las investigaciones. Las cerámicas que se han encontrado en esta zona arqueológica portuguesa son del tipo “cogotas”, nombre que reciben por ser las primeras de este tipo localizadas hace años en el yacimiento arqueológico abulense de Cogotas.Estas “cogotas” están fechadas en la Edad del Hierro y se caracterizan por estar decoradas.

También ha sido localizado algún lingote metálico, ya que “estos pobladores eran personas que desarrollaban una gran actividad minera”, explicó el arqueólogo. En cuanto a las estructuras comunitarias, este asentamiento conserva los agujeros horadados en las rocas que servían para sujetar las cabañas de madera en las que vivían.

La Vila do Touro, en el concejo de Sabugal (Portugal), próximo a Extremadura y Castilla y León, fue hasta el siglo XIII el límite fronterizo con España, aunque a partir del Tratado de Alcañices (1297), cuando la frontera varía, este enclave fue cedido por los lusos a la Orden de los Templarios para que vigilaran posibles incursiones del Reino de León.

Cuando la villa fue abandonada por los Templarios, se convirtió en un reducto deshabitado de la antigua frontera hispanolusa que en el siglo XIII pasó del límite natural que marcaba el río Côa a La Raya definitiva que perdura hasta hoy y que en esta zona tiene como referencia los ríos Águeda y Duero.

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