Los precios del aceite, en niveles altos pero sin alcanzar los máximos de hace unos meses, están marcados especialmente por la oferta de España como primer productor mundial, aunque cada vez hay más países dispuestos a vender este producto básico de la dieta mediterránea.

En este ecosistema, la aceitera Deoleo, líder mundial en el mercado de marcas con Carbonell, Bertolli, Koipe, Hojiblanca, Carapelli y otras tantas, apuesta por garantizar la calidad del aceite de oliva partiendo de una base científica, sin olvidar la mejora de la salud, las garantías para los consumidores y la sostenibilidad ambiental.

Su director de Calidad, Rafael Pérez, apunta a Efeagro que las últimas dos campañas cortas por la sequía han conducido a una producción "increíblemente baja", algo inédito que, junto a la fuerte demanda mundial, ha hecho que los precios se disparen.

Controles internacionales

Respecto a los parámetros de control, Pérez sostiene que la legislación europea es "muy clara, aunque poco exigente", y lleva décadas sin actualizarse, mientras que en mercados con potencial como el de Estados Unidos, de alto poder adquisitivo, la norma es voluntaria.

"Es ahí donde nosotros queremos impulsar una legislación de obligado cumplimiento para que todo el mundo compita con las mismas reglas y al consumidor le llegue el producto con trazabilidad y garantía de calidad, aumentando el control para que se cumplan las normas", afirma el directivo.

Deoleo está trabajando con la Asociación Norteamericana de Aceite de Oliva (Naooa, por sus siglas en inglés) y otras organizaciones con el fin de que las autoridades de EEUU y Canadá introduzcan una norma propia obligatoria con unos estándares actualizados con base científica que garanticen la pureza y la calidad del aceite.

Según Pérez, ahora "es el momento de implantar todos esos parámetros en esa nueva normativa porque así luego pueden verse arrastradas todas las normativas a nivel internacional".

Aparte de los estándares del Consejo Oleícola Internacional (COI), actualmente se está revisando la norma del aceite de oliva en el Codex Alimentarius, que busca su armonización mundial teniendo en cuenta los avances científicos y el impacto del cambio climático en las diferentes zonas geográficas.

Mercado nacional

En España, el año pasado surgió la polémica por la venta a un menor precio de botellas que parecían ser de aceite de oliva y que, en realidad, eran mezclas o preparados grasos.

La norma española de calidad del aceite de oliva prohíbe la producción en su territorio de las mezclas de aceite de oliva y otros aceites vegetales para consumo interno, tal como permite la legislación europea.

Sin embargo, los Estados de la Unión Europea (UE) no pueden prohibir la comercialización en su territorio de tales mezclas si proceden de otros países, ni su producción nacional para venderla fuera.

"Está claro que mezclar dos aceites comestibles no tiene por qué ser nocivo para la salud, pero sí debe haber una protección para el sector. Deberíamos tener todos normas claras y de obligado cumplimiento, y controles que se lleven a cabo", afirma Pérez.

La compañía es partidaria de evitar cualquier confusión en el consumidor especificando claramente la mezcla de cada variedad.

La calidad de las importaciones

Para la actual campaña, las importaciones de aceite de oliva sumarán 215.00 toneladas, apenas un 1,7 % más que en la anterior, frente a las 845.000 toneladas de producción nacional (+27 %), según las últimas estimaciones oficiales.

Pérez sostiene que, en una situación de libre comercio, lo que se importa debe cumplir unos parámetros de calidad determinados, iguales a los exigidos para el producto comunitario.

En el caso de Deoleo, emplean el mismo plan de control a nivel global y, aunque más del 90 % del aceite que ponen en el mercado nacional proviene de España, han hecho compras "puntuales" cuando no han encontrado la calidad suficiente dentro del país.

"El gran reto es encontrar la calidad de un virgen extra", sobre todo en momentos de escasa cantidad, asegura el responsable, que insta a los productores españoles a "no perder el tren de ser líderes en calidad" tras haber superado con creces a Italia y ser los primeros del mundo en producción.