A una semana del pistoletazo de salida de las comidas navideñas familiares, muchos frigoríficos vivirán ya su tradicional overbooking; que el cubo de la basura no sea el invitado que más trague es cuestión de planificar el menú, comprar con mesura y reutilizar las sobras con creatividad.
Expertos, profesionales de la cocina y organizadores de nutridos encuentros familiares en los que al final hay más comida que comensales coinciden en que el “truco” para atajar el desperdicio de alimentos es no dejarse llevar por la euforia consumista a la hora de comprar.
El portavoz de Facua-Consumidores en Acción, Rubén Sánchez, insiste en la necesidad de racionalizar la compra, a pesar de que es “especialmente difícil en esta época en la que se vive”, con un “permanente mensaje de comprar por encima de nuestras necesidades”. Puede servir “algo tan sencillo y elemental como llevar una lista de la compra en el papel o el móvil” a la hora de ir al supermercado, pues de lo contrario, “comprar de cabeza es al final una compra por impulso”, explica a Efeagro. Y una vez que ya no hay remedio -en casa hay demasiada comida-, es importante pensar en cómo reutilizar las sobras con imaginación, y saber realizar una buena conservación de los alimentos, añade.
Reglas para reducir el desperdicio de alimentos
En la guía práctica para el consumidor “Cómo reducir el desperdicio alimentario“, editada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, se detallan algunas recomendaciones en este sentido. Por ejemplo, resulta fundamental ordenar bien el frigorífico en función de la temperatura inicial: así, las sobras deben estar en los estantes superiores, en el centro los lácteos, yogures y embutidos, y en los cajones las frutas y verduras, que por cierto no hay que lavar hasta el momento del consumo. Si se opta por la congelación, resulta muy práctico etiquetar los envases y guardar en porciones adecuadas a las necesidades del consumo posterior; utilizar envoltorios herméticos y en el caso de la carne, congelarla deshuesada, el pescado sin vísceras y las verduras hervidas previamente; por supuesto, todo ya enfriado.
Las claves de los consumidores
Hay veces que los consumidores tienen todas las respuestas; es el caso de Ana Corrales, que en Navidad ha llegado a cocinar hasta para 60 personas en casa. Tiene una amplia familia a la que suele reunir en su localidad natal, Algodonales (Cádiz), y a los que ofrece un menú con alimentos locales, pues le gusta “que la carne sea ibérica y las verduras del pueblo, de la gente que conozco”. Suele comenzar con un variado de embutidos ibéricos y queso, que combina en un plato con almendras que fríe ella misma; sigue con una sopa -“solo el caldo con su yerbabuena”- y finaliza con una carne, solomillo o rollitos de pollo; algunos familiares cooperan con los postres caseros.
Le sobra “muy poco”, asegura, y para ello tiene sus trucos: por ejemplo, calcula un litro de bebida por persona “el que bebe más, por el que bebe menos” y, en el caso de la carne, un kilo para cuatro personas, suficiente para que “se queden bien saciados, después de los entrantes”. Y muy importante para animar a los comensales, apunta, “poner bien bonita la mesa”, con bandeja grandes y “mucho colorido”, para lo que recurre a “frutas tropicales, naranja, limón con sus hojas verdes” y, por supuesto, detalles de decoración navideña.
Recetas para reutilizar las sobras
Los profesionales de la cocina también tienen sus receta para evitar el despilfarro en Navidad; Saúl Sanz, del restaurante “Treze“, comparte la idea de que “comprar a la baja”, porque al final siempre llega comida de más a la casa donde se celebra la cena.
Cuando ya no hay nada que hacer, hay que pensar en cómo reutilizar las sobras de manera original y práctica; en el caso del marisco, propone hacer ensaladas, terrinas o salpicones con un toque ácido, “que vienen muy bien tras los excesos navideños”.
También se puede recurrir a las socorrida croquetas, aunque la guía contra el desperdicio recoge recetas más creativas, como empanadas con mezcla de lechugas -si sobra pescado-, sushi de cocido, hojaldres de agujas de pollo o berenjenas de puchero.
Cualquier idea es buena para que en estos días no falte la alegría en torno a una buena mesa, pero que no sobren alimentos, que como bien han dicho siempre las abuelas y las madres, “la comida no se tira”.