Vecinos, a veces rivales y con una ocupación y guerra de la Independencia en nuestra historia común… Francia ha dejado huella a lo largo de los siglos en nuestro país. En Madrid, edificios, escultores, pinturas y hasta fiestas populares son prueba de ello.
Pocos elementos tan representativos de Madrid como La Cibeles. Pues aunque el proyecto inicial fuera del arquitecto Ventura Rodríguez, los leones y varios detalles del carro fueron esculpidos por el francés Roberto Michel. Dejando impronta francesa en esta obra que rinde culto a la diosa Cibeles, símbolo de la tierra, la agricultura y la fecundidad. Michel también dejó su huella en la decoración escultórica oeste de la Puerta de Alcalá.

A pocos pasos de ella, la Real Casa de Correos lleva el sello de Jaime Marquet, arquitecto francés que Carlos III trajo desde el país vecino para hacerse cargo de su construcción: cuatro fachadas de estilo clásico francés con balconada.
En pleno centro, también podemos disfrutar del estilo galo: el Edificio Metrópolis –Alcalá, 39- fue diseñado por los arquitectos franceses Jules y Raymond Février: una torre circular, coronada por una cúpula de pizarra con incrustaciones doradas, de estilo renacentista.
En el pincel
Para los amantes de la pintura, el artista francés Pisarro pionero del movimiento impresionista, se queda en Madrid hasta el 16 de septiembre en el Museo Reina Sofía. Pero la presencia gala es constante en las mayores pinacotecas madrileñas, y cuadros de Paul Cézanne y Touluse-Lautrec nos aguardan en el Museo Thyssen. Mientras que en El Prado lo hacen lienzos de Michel-Ange Houasse o Nicolas Puossin; y en el Reina Sofía, de Francis Picabia o Yves Tanguy.
Una fecha: el 2 de mayo
Pero innegable es que la gran huella francesa en Madrid la encabeza el levantamiento del Dos de Mayo, fecha en la que ahora se celebra el Día de la Comunidad de Madrid, y que fue el día de 1808 en el que el pueblo de Madrid se rebeló y cuya represión por las fuerzas napoleónicas desencadenaría una ola de protesta en todo el país que desembocaría finalmente en la Guerra de la Independencia española.

Y si Aranjuez representa cada año su Motín –que precedió en marzo de 1808 al levantamiento en la capital y se ha convertido en fiesta declarada de Interés Turístico Nacional- en Madrid esculturas, pinturas y calles rinden homenaje a los héroes de la resistencia.
La Plaza del Dos de Mayo (donde Daoíz y Velarde se sacrificaron en defensa del pueblo), el monumento a los Héroes en el Parque del Oeste, esculpido por Aniceto Marinas, o la calle Manuela Malasaña –una costurera que murió en los enfrentamientos y se convirtió en símbolo de la revuelta- son prueba de ello. A todo ello se suman las obras de Goya, que en El Prado representan en todo su dramatismo La lucha con los mamelucos y Los fusilamientos del 3 mayo.
Una ruta de la huella de Francia en Madrid que en su versión más contemporánea incluye restaurantes, diseñadores y artistas, además de todas las actividades programadas por el Instituto Francés.