El “principal riesgo” para la evolución de la industria alimentaria es la inestabilidad política y “las potenciales medidas fiscales que puedan afectar al consumo”. Así lo señaló ayer el director general de la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), Mauricio García de Quevedo.
García de Quevedo insistió en que “la inestabilidad no es buena para nadie”, ni para los empresarios que “necesitan un entorno de estabilidad para poder llevar a cabo sus inversiones y sus planes de desarrollo”. También ha expresado su preocupación por las medidas fiscales que se puedan adoptar para cumplir con los objetivos de déficit, pues “todas aquellas que vayan dirigidas a reducir el consumo o menoscabar la competitividad de las empresas serán un freno al crecimiento y a la generación de empleo”.

Y es que aunque según los últimos datos se produjo un nuevo récord de facturación del sector de la industria de la alimentación y bebidas con casi 95.000 millones de euros, “la demanda interna es débil y, por eso, nos preocupa cualquier impuesto que vaya al consumo“, ha añadido. En este punto, ha explicado que en España hay un problema demográfico, pues no crece en población, un “lastre importante” para una industria de consumo diario como la de alimentación y bebidas.
Por tanto, desde la FIAB reclamarán al nuevo gobierno que se conforme tras las elecciones del 26 de junio “políticas demográficas y para la activación del consumo”. Preguntado sobre el efecto de la evolución de la economía internacional, sobre todo por la importancia del comercio exterior y del turismo, señaló que “no hay un dato concreto que nos haga temer por nuestras exportaciones”.