Fachada del Palacio Real. EFE/J. M. ARAGÓN.

Fachada del Palacio Real. EFE/J. M. ARAGÓN.

PALACIOS

Palacios de Madrid, testigos de la historia de la Villa y Corte

Publicado por: EFETUR 9 de diciembre de 2013

Del Palacio Real al Pardo, pasando por Aranjuez. Son muchos los alojamientos reales que han hecho a Madrid valedora del sobrenombre de “Villa y Corte”. No en todos ellos han habitado reyes, pero sí que han contribuido a otorgar a la capital el halo de esplendor palaciego que aún hoy luce.

El Palacio Real será el punto de partida en este recorrido por las residencias palaciegas más representativas de la comunidad.

Parada imprescindible para cualquier turista que se precie, testigo mudo del día a día de los madrileños y un gran desconocido para quienes en su ajetreo no encuentran tiempo para ir en busca de los tesoros que se esconden en su propia ciudad, el Palacio Real sigue siendo hoy el escenario de las ceremonias de Estado oficiadas por el rey.

El origen del palacio lo encontramos en el reino musulmán de Toledo del siglo IX un edificio que volvió a ser reconstruido en el siglo XVI y que tras un incendio en la Nochebuena de 1734 llevó a Felipe V a mandar construir un nuevo palacio en el mismo lugar con un requisito: que los materiales no fueran de madera (se utilizó sólo piedra y ladrillo) para evitar futuros incendios.

El origen del Palacio Real lo encontramos en el reino musulmán de Toledo del siglo IX

Hasta 1764 la construcción no se dio por acabada y fue entonces cuando Carlos III pudo establecer allí su residencia.

Mármoles, estucos y madera de caoba decoran el interior de este Palacio Real en el que se pueden ver importantes obras de arte en forma de frescos. La decoración ha ido cambiando con los años, pero de la época de Carlos III aún se conservan el Salón del Trono, la Cámara del Rey y la Sala de Porcelana, mientras que el Salón de Espejos data del reinado de Carlos IV y el Comedor de Gala de la época de Alfonso XII.

En las inmediaciones del palacio merece la pena visitar los jardines conocidos como el Campo del Moro, cuyo diseño data de 1890, y la plaza de Oriente, adornada con esculturas de reyes desde el reinado de Fernando VI.

El Pardo

A las afueras de Madrid es posible visitar las inmediaciones de la residencia de la Familia Real en la actualidad: el Palacio de la Zarzuela.

En pleno Monte de El Pardo se ubica este palacio en el que viven los reyes desde 1962 y donde se construyó también la residencia privada el príncipe Felipe en el año 2004.

Cúpula de cristal en el Palacio de El Pardo. EFE.
Cúpula de cristal en el Palacio de El Pardo. EFE. 

La Zarzuela (que tomó su nombre de la abundancia de zarzas que había en la zona) fue construida en el siglo XVII por el hermano de Felipe IV. De planta rectangular, con dos pasillos laterales y techos de pizarra, Carlos IV decoró el interior con imponentes tapicerías, piezas de porcelana y un nuevo mobiliario.

Con la llegada de don Juan Carlos y doña Sofía, el palacio ha sido sometido a sucesivas reformas para adaptar sus instalaciones a las necesidades de la monarquía en la actualidad.

En el mismo monte se sitúa el Palacio de Pardo, lugar en el que se alojan los jefes de Estado extranjeros de visita por España. Excepto en estas ocasiones, el palacio permanece abierto al público en ciertos horarios para que los ciudadanos puedan sentirse por un día como los invitados que asisten a las recepciones reales.

El Palacio de Aranjuez

Situado entre los ríos Tajo y Jarama, encontramos el Real Sitio de Aranjuez, utilizado como residencia real en la época de los Reyes Católicos.

Fachada principal del Palacio del Real Sitio de Aranjuez. EFE/Manuel Hernández de León.
Fachada principal del Palacio del Real Sitio de Aranjuez. EFE/Manuel Hernández de León.

Los mismos arquitectos a cargo del proyecto de El Escorial, Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera, iniciaron las obras del palacio tal y como lo conocemos hoy. Con decoraciones que datan del siglo XVIII y entre las que destacan el Gabinete de Porcelana y el Salón de Espejos, el palacio cuenta con un museo que muestra al visitante cómo es la vida cotidiana en una residencia Real.

Una de las joyas del conjunto está precisamente fuera del palacio, en el Jardín de la Isla, rodeado por el Tajo y por un canal que bebe de este mismo río, el jardín cuenta con numerosas fuentes de los siglos XVI y XVII.

Palacios sin rey

Madrid también esconde otros palacios, edificios dignos de ese nombre, en los que nunca ha vivido un rey. Uno de los más emblemáticos en esta categoría quizá sea el Palacio de Liria.

La residencia oficial de los duques de Alba fue construida en el siglo XVIII por orden de Jacobo Fitz James Stuart y Colón, tercer duque de Berwick. El arquitecto Ventura Rodríguez, en colaboración con Sabatini, fue el encargado de concluir las obras de este edificio de planta alargada con dos amplias fachadas en las que se alinean los salones más importantes del conjunto. Delante de la fachada se abre un gran patio al estilo del de los grandes palacios franceses del siglo XVIII.

Bajo petición, público y asociaciones culturales pueden visitar el palacio los viernes de 10 a 12 horas.

Escalera principal del Palacio de Linares. EFE/Sergio Barrenechea.
Escalera principal del Palacio de Linares. EFE/Sergio Barrenechea.

En un lugar tan céntrico como la plaza de Cibeles encontramos el Palacio de Linares, sede en la actualidad de la Casa de América cuya construcción se llevó a cabo entre 1877 y 1900.

En el interior abundan tapices, cristales de Amberes, lámparas y bronces de París y pinturas de artistas de la talla de Francisco Pradilla, Manuel Domínguez y Alejandro Ferrant que hoy sirven de marco único a numerosos eventos sociales y culturales.

Y para acabar nuestro recorrido nos vamos hasta el Parque del Retiro, en concreto, hasta el Palacio de Cristal. Construido con motivo de la exposición de las Islas Filipinas en 1887, se trata de uno de los mejores ejemplos de la arquitectura en hierro y cristal de la capital. En la actualidad, su interior se ha reconvertido en sala de exposiciones del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.