Unos de los hallazgos.Foto: EFE México.

Unos de los hallazgos.Foto: EFE México.

ARQUEOLOGÍA

Historia y agricultura, de la mano en México

Publicado por: agroformacion 3 de diciembre de 2013 Fuente: EFE MÉXICO

Investigadores mexicanos descubrieron indicios de cultivos agrícolas como semillas, olotes y hojas de maíz con una antigüedad entre 5.500 y 5.000 años en el territorio del actual estado de Nuevo León, al noreste del país.

En este territorio no se había identificado ningún sitio arqueológico con este tipo de evidencias, informó este martes el Instituto Nacional de Antropología e Historia  (INAH).  Después de dos temporadas en el paraje El Morro, Municipio de Aramberri, se ha investigado aproximadamente un millar de olotes (corazón de la mazorca de maíz) y fragmentos de los mismos, según la investigadora del INAH Araceli Rivera Estrada. Este hallazgo prueba que los cazadores-recolectores nómadas de la región ya habían comenzado a ser agricultores desde el periodo Arcaico.

Añadió que estas evidencias obligarán a “reevaluar las categorías para designar a los grupos indígenas del sur del estado”. Rivera indicó que los restos de cultivos agrícolas más antiguos en distintas áreas de México, el maíz, la calabaza y el fríjol, datan de entre los 7.000 a los 3.000 años antes de Cristo.

 Este hallazgo prueba que los cazadores-recolectores nómadas de la región ya habían comenzado a ser agricultores desde el periodo Arcaico.

La especialista del INAH relató que esta investigación se efectuó en un pequeño abrigo rocoso localizado en la zona de El Morro, en el sur de Nuevo León, que contiene abundante pintura rupestre, no sólo en el acceso, sino en varias enormes losas en el exterior, “con figuras antropomorfas y zoomorfas, entre otras”.

La pista, pinturas rupestres

En el interior, después de excavaciones se logró recuperar una “gran cantidad de semillas, hojas, tallos, frutos e incluso flores de diversas especies (incluidas fríjol, chile, calabaza, sotol, nuez y piñón) y destacan sin duda numerosos olotes, granos y hojas de diversas especies de maíz”.

Para la experta estos restos alimenticios silvestres son evidencia de los patrones de subsistencia, “fruto de la recolección pero también resultado del cultivo”. Además, la  “pintura realizada por los mismos grupos refleja aspectos tecnológicos pero también cuestiones de índole social e ideológica-simbólica“.

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