Instalaciones de la compañía. Foto: Bodegas Rodero

Instalaciones de la compañía. Foto: Bodegas Rodero

LA BODEGA Y SUS VINOS "ÚNICOS"

Carmelo Rodero: “No hemos conocido la crisis; nuestros vinos se agotan”

Publicado por: GINÉS MENA/EFEAGRO 7 de mayo de 2015

La compañía que vendiera durante 14 años las uvas a la mítica Vega Sicilia se apuntala con propuestas propias y únicas. La crisis no va con ellos, explica Carmelo Rodero.

El “boca a boca” y los premios que recibe han consolidado a Bodegas Rodero como una referencia clave en el sector, y la compañía que vendiera durante 14 años las uvas a la mítica Vega Sicilia se apuntala con propuestas propias y únicas que se agotan y que no han conocido ni los peores años de crisis.

Elaboran sus vinos a partir de los viñedos de una finca familiar de 127 hectáreas que regentan el propio Carmelo, su esposa Elena y sus hijas Beatriz -una de las mejores enólogas jóvenes del panorama vitícola- y María.

“En 1988 tomé la decisión de hacer mi propia bodega, y 1990 fue el último año en el que vendimos uva a Vega Sicilia” para concentrarse en un proyecto empresarial que Rodero defiende “con pasión”, ha explicado.

La XXX edición de los Premios Guía de Vinos Gourmets 2015 reconoció a esta bodega de la DO Ribera del Duero como “la mejor del año”, gracias a la “regularidad de sus vinos, añada tras añada”.  Además, el vino “Pago de Valtarreña” fue uno de los 13 incluidos en “la Liga 99”

Actualmente comercializan una media de 500.000-600.000 botellas cada ejercicio, aunque sólo sacan referencias de las añadas que cumplen sus expectativas, y “cuando las uvas bajan de calidad y no nos gustan, las vendemos”, ha detallado a Efeagro.

“Nuestros vinos se agotan; algo estamos haciendo bien”, ha afirmado Rodero, quien remarca su apuesta por el mercado nacional, que absorbe ahora entre el 60 y el 70 % de sus ventas, aunque también comercializan en países latinoamericanos o europeos.

“Hemos sido una bodega privilegiada porque, gracias a Dios, no hemos notado la crisis. Algo que es inusual en este sector”, y tampoco han necesitado reducir precios, ni márgenes porque sus referencias “se han seguido vendiendo; incluso en 2012, uno de los años más complicados por la crisis, crecieron un 12,9 %”.

Y todo, sin recurrir a la publicidad, sino apuntalados por prescriptores y galardones.

Entre las apuestas de futuro, el empresario ha avanzado que su “idea es ir aumentando la producción de botellas de vino de calidad”, es decir, los “crianzas” que cuentan con una creciente demanda, quizás sacrificando otras referencias más jóvenes.

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Siempre han tenido claro, ha asegurado, que “no queríamos ser una bodega más”, sino “hacer buenos vinos”, apoyándose en uvas y viñedos propios que les permiten controlar todo el proceso y, todo, “con paciencia, desarrollo tranquilo y pasos en firme”.

También se han apoyado en la innovación para mejorar la calidad y, en este sentido, en los últimos años han probado diferentes clones, variedades y barricas, e incluso patentado un novedoso sistema de vinificación por gravedad “único en el mundo”.

Por otra parte, ha resaltado su confianza en la viabilidad y futuro de la compañía castellanoleonesa, gracias al apoyo y la colaboración de toda una familia implicada con el proyecto.

Junto a su hija Beatriz “catamos e intercambiamos impresiones. Es una mujer muy preparada, lo que combina con su ilusión”.
Ingeniera agrícola con la especialidad en viticultura, es enóloga por la Universidad de Burdeos (Francia) y ha aprendido sobre el manejo del viñedo en dicho país, California y Sudáfrica.

Por su parte, “María, la benjamina de la familia, es una mujer realmente encantadora” que se encarga de toda la parte de administración y económica, el marketing y las ventas.

Con el compromiso de sus hijas, la continuidad de esta bodega y de la actual filosofía empresarial está asegurada, ha afirmado Rodero, cuarta generación de viticultores, que continúa con una tradición que iniciaron sus bisabuelos, que elaboraban el vino en los antiguos lagares de Pedrosa de Duero, en Burgos.