Los meses de verano -entre junio y septiembre- concentran entre el 25 y el 30 % de las ventas anuales de champán, lo que implica que en los grandes polos de consumo español -como Marbella, Sotogrande, Ibiza, Mallorca o San Sebastián- se descorcharán alrededor de 1,1 millones de botellas del espumoso.
La directora de la Oficina de Información del Champán en España, Nuria Gené, destaca a Efeagro que este verano se presenta “bien” para las ventas de este vino, como continuación de la evolución positiva del 2014, que finalizó con un repunte de casi el 12 %.
La tendencia “ha dado la vuelta” después de varios ejercicios de caídas y ahora el champán está nuevamente presente en las celebraciones, según agrega la directora.
El consumidor que demanda champán en restaurantes “con estrella Michelin” u hoteles de lujo, por ejemplo, lo hace “porque está en su educación y porque acude a lugares donde el sumiller o el chef se lo proponen”, según Gené, quien remarca además que se trata de un nicho “absolutamente estable y consolidado” en nuestro país.
“Se ha dicho que los rusos vienen menos a España, pero hablando con los importadores y con los buenos restaurantes, o viendo los cruceros que recalan en Barcelona, podemos concluir que el turismo de alta gama” no se ha resentido, puntualiza.
España es “marquista”
Según apostilla, España es “marquista” y las grandes firmas mantienen las mayores cuotas de mercado, aunque existe un creciente interés de nuevas compañías, ya sean de pequeños viticultores, de cooperativas o enseñas menos conocidas que quieren entrar en España.
“Hay muchísimo interés por parte de las compañías francesas por el mercado español”, sobre todo entre aquellas que esperaron para abordar su distribución en España por la llegada de la crisis y que ahora se animan a explorar nuevas posibilidades gracias a las expectativas de crecimiento económico, por encima del 3 % este año.
En cuanto al perfil mayoritario del consumidor de champán, según comenta Gené, son tanto hombres como mujeres, “urbanos”, de entre 40 y 60 años, con nivel de vida medio-alto y en muchos casos turistas de elevado nivel adquisitivo, aunque se suma actualmente un nuevo segmento de usuarios de menor edad.
De hecho, en tiendas especializas, restaurantes y bares se nota la irrupción de gente joven, también urbana y con gustos más elaborados y “modernos”, que sustituyen alcoholes de alta graduación o cerveza entre sus hábitos de consumo por los vinos.
“Y ahí entra fuerte el champán, que además tiene burbujas y pasa muy bien” -arguye la experta- y así, “hay nuevas personas que se incorporan al universo del vino, lo descubren y lo aprecian”.
Gené también da por “totalmente acabada” la tendencia anti-ostentación que dominó España durante la crisis económica, es decir, consumidores que no querían mostrar en público que bebían champán, aunque pudieran permitírselo, por la situación del país.
Eso no quiere decir -apostilla la directora- que no siga habiendo muchas personas que “lo están pasando muy mal” pero también hay otro segmento de población, al mismo tiempo, que “vuelve a disfrutar de cosas que durante los años de crisis han hecho de forma más discreta”.
Las ventas de champán francés en el mercado español alcanzaron 3.420.322 botellas a cierre de 2014, un 11,6 % más que en 2013, lo que contrasta con los descensos sufridos en los ejercicios de 2012 y 2013 y supone, de hecho, un cambio de tendencia para el producto.
En nuestro país, el noveno mayor mercado mundial para el espumoso, se comercializan champanes “de añada”, rosados o “cuvées de prestige”, aunque el “rey” es el brut, casi el 90 % del mercado.

En todo el mundo, las expediciones sumaron 307 millones de botellas en 2014, un 1 % más que en 2013, por valor de alrededor de 4.500 millones de euros, según los datos oficiales de la industria.
El sector mejora sus expectativas y confía en que se verá revitalizado después de una decisión, trascendental, de la Unesco. Así, el Comité del Patrimonio Mundial decidió el pasado 4 de julio la inscripción de las “Laderas, Casas y Bodegas de Champaña” en la Lista del Patrimonio Mundial, en la categoría “Paisaje cultural evolutivo vivo”, una decisión “histórica”, según Gené.
El sector del champán francés está conformado por más de 33.700 hectáreas de viñedos en la Marne, l’Aube et la Haute-Marne y l’Aisne et la Seine-est-Marme, 15.800 agricultores y 300 empresas.